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2 de julio de 2025 a las 05:05

Peligro oculto: Niño quemado por desinfectante

La tragedia se cernió sobre el Museo Infantil Jasmine Moran, dejando una estela de dolor e indignación en la comunidad. Un inocente juego infantil, la preparación de los clásicos s’mores, se transformó en una pesadilla para el pequeño Ryker Corona, de tan solo cuatro años. El pasado 21 de junio, la alegría se tornó en horror cuando, según el testimonio de la familia, un derrame de desinfectante de manos sobre una parrilla encendida desató una llamarada que envolvió al niño en cuestión de segundos. Imaginen la escena: el bullicio alegre de los niños, el aroma dulce de los malvaviscos tostándose, y de repente, el grito desgarrador de un pequeño envuelto en llamas.

La rápida reacción de algunos asistentes y del personal del museo, quienes intentaron sofocar el fuego con botellas de agua, no pudo evitar las graves quemaduras que sufrió Ryker en rostro, brazos y pecho. La imagen de la desesperación de los presentes, intentando apagar las llamas con lo que tenían a mano, es un testimonio conmovedor de la magnitud de la tragedia. El niño fue trasladado de urgencia en helicóptero al Hospital Baptista Integris, donde ha sido sometido a al menos una cirugía y permanece internado. Las quemaduras de primer y segundo grado cubren aproximadamente el 15% de su pequeño cuerpo, una marca imborrable de un día que debía ser de diversión y aprendizaje.

La madre de Ryker, Alexus Corona, ha interpuesto una demanda contra el museo por negligencia grave e imprudencia, reclamando una compensación de 10 millones de dólares. La acusación se centra en la supuesta falta de preparación del personal para enfrentar una emergencia de este tipo y en la lentitud de su reacción. Testimonios de personas presentes, como Daycee Phillips, amiga de la familia, refuerzan esta versión, afirmando que el personal "se quedó paralizado" ante la emergencia.

El museo, por su parte, ha confirmado la presencia de siete empleados en la sala al momento del accidente, de los cuales tres actuaron de inmediato para auxiliar al niño. Además, ha proporcionado detalles sobre el dispositivo utilizado para la actividad, adquirido en Amazon y que funciona con alcohol isopropílico. Sin embargo, estas explicaciones no parecen suficientes para calmar la indignación de la familia y la comunidad. ¿Es suficiente con lamentar lo sucedido? ¿Se tomaron las medidas de seguridad necesarias para prevenir este tipo de accidentes?

Mientras Ryker lucha por su recuperación, la familia ha iniciado una campaña en GoFundMe para cubrir los gastos médicos, una muestra de la solidaridad que ha despertado este caso. La cifra recaudada hasta el momento supera los 10 mil dólares, una pequeña luz de esperanza en medio de la oscuridad.

Más allá de la compensación económica, la familia exige al museo una revisión exhaustiva de sus protocolos de seguridad y una capacitación adecuada para su personal, para evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrir. La pregunta que resuena en la mente de todos es: ¿cuántos Ryker más deben sufrir antes de que se tomen las medidas necesarias para garantizar la seguridad de nuestros niños en estos espacios? El museo ha expresado su solidaridad con la familia, pero las palabras de condolencia no son suficientes. Se necesita una acción contundente para que la tragedia de Ryker sirva como un llamado de atención y un punto de inflexión en la seguridad de los museos infantiles.

Fuente: El Heraldo de México