
2 de julio de 2025 a las 16:10
Pelea fúnebre por un difunto en Puebla
La tensión se palpaba en el aire de la tarde del martes en la colonia Infonavit Agua Santa de Puebla. Frente a las impasibles paredes del Servicio Médico Forense (Semefo), un escenario insólito se desarrollaba: dos mujeres, empleadas de las funerarias Abundiz y Tellez respectivamente, se enzarzaban en una disputa física. Lejos del silencio y la solemnidad que usualmente acompañan a la muerte, los gritos y forcejeos rompían la calma. ¿La razón? Un macabro trofeo: el servicio funerario de un difunto.
Las imágenes, crudas y reales, capturadas por testigos y rápidamente difundidas en redes sociales, muestran la intensidad del enfrentamiento. Se observa a las dos mujeres forcejeando junto a un automóvil plateado, mientras un hombre intenta, en vano, separarlas. La escena, surrealista, plantea interrogantes sobre la ética profesional y la desesperación que puede llegar a generar la competencia en un sector tan delicado como el funerario.
La intervención de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), alertada por testigos presenciales, puso fin al altercado. Ambas mujeres fueron detenidas y trasladadas al juzgado calificador, acusadas de alterar el orden público. Su futuro legal pende de un hilo, a la espera de la resolución judicial. Este incidente, más allá del escándalo, abre un debate sobre la regulación y las prácticas dentro del sector funerario. ¿Hasta dónde llega la competencia? ¿Qué límites éticos se traspasan en la búsqueda de un cliente, incluso en la antesala de la muerte?
Es fundamental recordar que el Semefo es un servicio público, diseñado para brindar apoyo y facilitar el proceso de duelo a las familias. La entrega del cadáver de un ser querido, junto con el Certificado de Defunción o de Muerte Fetal, es un derecho ciudadano. El Manual de Procedimientos del Semefo establece claramente los requisitos: los familiares deben presentar documentación original y copia que acredite su parentesco.
Sin embargo, existe un matiz crucial: la entrega del cuerpo debe realizarse en presencia de representantes de un servicio funerario, ya sea privado o de Participación Social. Esta normativa, aunque desconocida por muchos, es esencial para el correcto funcionamiento del Semefo y previene situaciones como la vivida el martes. La presencia de la funeraria no solo agiliza el proceso, sino que también garantiza un trato digno y respetuoso al difunto en su último viaje.
Este lamentable incidente nos invita a reflexionar sobre la importancia de la empatía y el respeto en momentos de dolor. La muerte, un evento inevitable que nos iguala a todos, debería ser tratada con la solemnidad que merece, lejos de disputas y rivalidades comerciales. La profesionalidad y la ética deben prevalecer, recordando siempre que detrás de cada servicio funerario hay una familia que sufre una pérdida irreparable. El camino hacia el descanso eterno debe estar pavimentado con respeto, no con los ecos de una pelea a las puertas del Semefo.
Fuente: El Heraldo de México