
2 de julio de 2025 a las 09:41
La oposición se tambalea
El ocaso de los partidos tradicionales ha dejado un vacío en el panorama político mexicano, un vacío que algunos intentan llenar con la promesa de un nuevo comienzo. Desde las cenizas del PRD, surge Somos MX, una amalgama de rostros conocidos, veteranos de la izquierda mexicana, que buscan una resurrección política. Acosta Naranjo, Navarrete, Belaunzarán, Álvarez Icaza, Crespo, Soto, Avendaño… nombres que evocan un pasado de luchas y derrotas, se unen ahora en una apuesta arriesgada. ¿Podrán estos viejos guerreros convencer a una ciudadanía hastiada de la política tradicional? ¿Serán capaces de trascender la nostalgia partidista y conectar con las nuevas generaciones? 500 mil firmas, ese es el Everest que deben escalar para obtener su registro como partido político. Una tarea titánica en un país donde la desconfianza hacia los políticos es moneda corriente. Hablan de una clase media harta de ser ignorada, de ciudadanos que, sin renunciar a los programas sociales, exigen un cambio real. Se inspiran en la “Marea Rosa”, pero sin Xóchitl ni Claudio X. ¿Será esta vez diferente? ¿O estamos ante otro capítulo del eterno retorno de lo mismo? El tiempo, implacable juez, dará la respuesta.
Mientras tanto, en el seno de Morena, las ambiciones personales se entretejen con la estrategia política. Ricardo Monreal y Pedro Haces, dos figuras clave del partido en el poder, juegan una partida a dos bandas. Mientras se mantienen dentro de las filas morenistas, trabajan en la construcción de una nueva fuerza política. Un plan B, una salvaguarda, una jugada maestra en el tablero político, especialmente en Zacatecas, donde el apellido Monreal se enfrenta al fantasma del nepotismo. ¿Un acto de previsión o una traición a la confianza? La política, como el ajedrez, requiere de movimientos calculados y sacrificios estratégicos.
En la Ciudad de México, el PRD se desangra en una lucha fratricida. Nora Arias y Jesús Zambrano, dos gladiadores del partido del sol azteca, se disputan los despojos de un imperio en ruinas. Las prerrogativas, congeladas por un litigio, son el botín de guerra. Los trabajadores del partido, rehenes de esta pugna de poder, claman por sus salarios. ¿Quién prevalecerá en esta batalla por la supervivencia política? ¿Quedará algo del PRD una vez que termine la contienda?
En la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se gesta una nueva era. Hugo Aguilar, ministro electo, lidera un equipo que busca romper con los formalismos. Tres ceremonias de protesta, una en el Senado, otra en la Corte y una más en una comunidad indígena, un gesto simbólico hacia la pluralidad del país. Y la toga, ese símbolo de la justicia, deja de ser obligatoria. Un cambio de imagen que refleja una voluntad de transformación. ¿Serán estos cambios cosméticos o el preludio de una verdadera reforma en el máximo tribunal?
Como diría un sabio anónimo: "El nombre no hace al monje". Cambiar de nombre, crear nuevos partidos, modificar la vestimenta… son apenas gestos superficiales. La verdadera transformación reside en la capacidad de los actores políticos para renovarse, para aprender de los errores del pasado y construir un futuro diferente. La historia nos ha enseñado que la política es un ciclo de nacimientos, muertes y resurrecciones. ¿Serán estos nuevos intentos el inicio de una verdadera regeneración o simplemente otro espejismo en el desierto político?
Fuente: El Heraldo de México