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2 de julio de 2025 a las 20:50

Héroes Caninos de La Laguna

En el corazón de la Comarca Lagunera, una batalla silenciosa se libra contra el tráfico de drogas. No se trata de persecuciones a alta velocidad ni de enfrentamientos armados, sino de una lucha olfativa, librada por los héroes caninos de la Unidad K9 del Mando Coordinado Policial de Torreón. Estos agentes de cuatro patas, con su olfato excepcionalmente afinado, se han convertido en la pesadilla de los narcomenudistas que intentan utilizar el sistema de paquetería para distribuir sus mercancías ilícitas. Noa, Noah y Arturo, tres nombres que resuenan ahora como sinónimo de eficacia policial, han logrado desmantelar en las últimas dos semanas una red de envíos de marihuana camuflada entre la correspondencia cotidiana.

Imaginen la escena: una empresa de mensajería, bullicio de empleados, el constante ir y venir de paquetes. De pronto, Noa, una perra policía con una concentración admirable, se detiene frente a dos cajas aparentemente inofensivas. Su comportamiento alerta a su compañero humano, un agente entrenado para interpretar cada gesto, cada movimiento de su fiel compañera. La revisión posterior confirma las sospechas: 2.5 kilogramos de marihuana, con un valor en el mercado negro cercano a los 65 mil pesos, provenientes de Puebla y con destino a Torreón. Este último decomiso, ocurrido el 30 de junio, es solo la punta del iceberg.

El 21 de junio, Noah, otro de los canes prodigio de la Unidad K9, protagonizó una escena similar en una empresa de la Ciudad Industrial. Su olfato infalible detectó marihuana oculta en una caja procedente de la Ciudad de México. Cuatro bolsas herméticas, otra vez cerca de 2.5 kilogramos de la hierba prohibida. La cooperación del encargado del almacén, quien permitió la inspección sin oponer resistencia, facilitó el aseguramiento del paquete, ahora en manos del Ministerio Público del Centro de Operaciones Estratégicas (MP COE).

Días antes, el 19 de junio, Arturo, el tercer integrante de este triunvirato canino, descubrió dos cajas sospechosas en el mismo centro de mensajería donde Noa realizó su última hazaña. Provenientes de Guadalajara, las cajas contenían bolsas etiquetadas con nombres llamativos como “Cali Kush” y “Banana Punch”. Una estrategia de marketing perversa para un producto ilegal. El contenido, como en los casos anteriores, era marihuana sellada al vacío, con un valor estimado de 90 mil pesos.

La racha de éxitos de la Unidad K9 comenzó el 17 de junio con el hallazgo de un paquete con destino a Gómez Palacio, Durango. Noah, una vez más, detectó la presencia de marihuana, aproximadamente 1.2 kilogramos, oculta bajo la falsa etiqueta de "Fresco Green Lettuce". Una ironía cruel que no engañó al agudo olfato del can.

Un patrón se repite en todos los casos: la droga se envía desde ciudades distantes, como Puebla, Guadalajara o Ciudad de México, camuflada en paquetes de apariencia común. El envasado al vacío y las etiquetas engañosas buscan despistar a las autoridades, pero la habilidad de los perros policía ha demostrado ser más efectiva que cualquier tecnología de detección.

Los binomios caninos, esa perfecta sincronía entre el agente y su perro, recorren constantemente las empresas de paquetería, con el consentimiento de sus encargados. Su labor preventiva es fundamental para cortar de raíz el tráfico local de drogas.

La historia de Noa, Noah y Arturo es un testimonio del poder del trabajo en equipo, del entrenamiento especializado y del compromiso con la seguridad ciudadana. En un país donde la lucha contra el narcotráfico a menudo se centra en grandes operativos, estas pequeñas victorias, obtenidas gracias al olfato incansable de unos perros excepcionales, tienen un valor estratégico incalculable. Protegen a la comunidad, desarticulan las redes de distribución locales e impiden que las drogas lleguen a las manos de los jóvenes. Son héroes silenciosos, de cuatro patas, que velan por la tranquilidad de la Comarca Lagunera. Y su historia, sin duda, merece ser contada.

Fuente: El Heraldo de México