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2 de julio de 2025 a las 06:35

Flossie alcanza categoría 3: ¿Tu estado en alerta?

La furia del Pacífico se ha despertado. El huracán Flossie, una amenaza latente en días anteriores, ha escalado a la categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, desatando la preocupación en las costas mexicanas. La noche del martes 1 de julio, la naturaleza mostró su poderío, transformando a Flossie en un monstruo meteorológico capaz de infligir daños significativos. A 285 kilómetros al suroeste de Playa Pérula, Jalisco, el ojo de la tormenta se cierne, manteniendo en vilo a Baja California, Michoacán y Guerrero, estados que se preparan para el embate de la naturaleza.

Imaginen las olas, imponentes montañas de agua que se levantan desafiantes contra la costa, impulsadas por vientos que superan los 178 km/h. Este es el panorama que Flossie pinta en el horizonte, un espectáculo aterradoramente bello que esconde la fuerza destructiva de la naturaleza. Las autoridades han emitido alertas, instando a la población a tomar precauciones, a asegurar sus hogares y a estar preparados para posibles evacuaciones. La incertidumbre se palpa en el aire, mientras las familias se aferran a la esperanza de que el huracán se debilite antes de tocar tierra.

Michoacán, Colima y Jalisco ya sienten el aliento de Flossie. Las bandas externas del huracán descargan lluvias torrenciales, inundando calles, desbordando ríos y aislando comunidades. El agua, fuente de vida, se convierte en un peligro inminente, poniendo a prueba la infraestructura y la capacidad de respuesta de las autoridades. Las imágenes que nos llegan desde estas zonas son impactantes: árboles derribados, techos arrancados por el viento, familias buscando refugio en albergues improvisados.

La alerta de tormenta tropical sigue vigente. Un recordatorio constante del peligro que acecha. El avance de Flossie, a 15 kilómetros por hora en dirección oeste-noroeste, es una lenta agonía para quienes esperan con angustia el impacto. Cada kilómetro que recorre el huracán es un kilómetro más cerca de la devastación. El oleaje, embravecido y peligroso, azota las costas, impidiendo la navegación y amenazando a las comunidades pesqueras.

La noche se presenta larga e incierta. Mientras Flossie continúa su camino, la población se aferra a la información, buscando cualquier indicio de esperanza en los reportes meteorológicos. Las redes sociales se convierten en un hervidero de noticias, imágenes y videos que documentan la fuerza del huracán y la angustia de quienes se encuentran en su trayectoria.

La solidaridad se hace presente en estos momentos difíciles. Brigadas de rescate se movilizan, voluntarios se organizan para brindar ayuda a los damnificados, y la sociedad civil se une para enfrentar la adversidad. La fuerza de la naturaleza es imponente, pero la fuerza del espíritu humano, la capacidad de resiliencia y la solidaridad, son aún mayores. La esperanza se mantiene viva, en medio de la tormenta. La esperanza de que, una vez que Flossie haya pasado, la vida pueda retomar su curso, y la reconstrucción comience, más fuertes y unidos que nunca.

Fuente: El Heraldo de México