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2 de julio de 2025 a las 16:30
Exigimos justicia para Yosmara
La brutalidad se ha ensañado con Yosmara, una joven de 24 años, cuyo cuerpo se convirtió en el lienzo del horror en Chilpancingo de los Bravos. El pasado 28 de junio, la pesadilla se hizo realidad: dos hombres la golpearon y violaron, abandonándola después en la vía pública "como si no valiera nada", en palabras de su madre, Mariela, quien con el corazón destrozado y una valentía admirable, ha emprendido la lucha por la justicia.
Imaginen la escena: Las Lomas, un poblado del municipio de Coyuca de Benítez, se convierte en el escenario de este atroz crimen. Elementos de Protección Civil encuentran a Yosmara con el rostro y el cuerpo marcados por la violencia, la ropa desgarrada, el alma herida. El shock y la profunda afectación psicológica son testigos mudos del calvario que ha sufrido.
La rápida actuación de Protección Civil es un rayo de luz en medio de la oscuridad. Trasladan a Yosmara a la clínica local para brindarle los primeros auxilios. Sin embargo, la gravedad de sus heridas requiere una atención más especializada. El Hospital General de El Quemado se convierte en su refugio, donde los médicos luchan por estabilizarla y sanar las huellas físicas de la barbarie.
Mientras Yosmara lucha por su vida, Mariela, su madre, inicia su propia batalla: la búsqueda de justicia. Acude al Ministerio Público a denunciar la agresión sexual que sufrió su hija, pero se encuentra con un muro de insensibilidad. El colectivo feminista Las Brujas del Mar denuncia que la policía le exige a Mariela que sea la propia Yosmara, aún convaleciente y traumatizada, quien presente la denuncia. Un nuevo golpe para esta madre que solo busca que se haga justicia.
Finalmente, tras ser trasladada al hospital general, Yosmara logra rendir su declaración ministerial. Pero la pesadilla no termina ahí. Uno de los presuntos agresores, amparado en el poder económico de su familia, dueña de una pizzería en Las Lomas, intenta silenciar el dolor con dinero. Ofrece una suma a cambio de que la denuncia sea retirada, según relata Mariela.
Ante esta indignante propuesta, la voz de Mariela se alza con fuerza: “No se puede encubrir a un delincuente solo porque tiene papás con dinero. Mi hija fue golpeada, violada y abandonada como si no valiera nada. Exijo que los responsables enfrenten la justicia”. Su clamor resuena en el silencio cómplice de una sociedad que a menudo mira hacia otro lado.
El caso de Yosmara no es un hecho aislado. Es un reflejo de la violencia machista que azota a nuestro país, una violencia que se ensaña con las mujeres, que las cosifica y las convierte en víctimas. Es un llamado urgente a la acción, a la solidaridad, a la creación de una sociedad donde las mujeres puedan vivir libres y seguras. El grito de justicia de Mariela es el grito de todas las mujeres que han sido silenciadas, es el grito que debe resonar en cada rincón de México hasta que la justicia prevalezca. ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que estas historias se repitan? ¿Hasta cuándo la impunidad seguirá protegiendo a los agresores? La respuesta, como la justicia para Yosmara, está en nuestras manos.
Fuente: El Heraldo de México