
2 de julio de 2025 a las 09:40
El voto perdido de Orwell y Harari
El fantasma de la vigilancia total se cierne sobre México. Como una sombra ominosa, la recién aprobada Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Seguridad Pública se erige como un inquietante recordatorio de las advertencias que, desde hace décadas, nos lanzaban figuras como George Orwell y Yuval Noah Harari. La distopía orwelliana, plasmada en su obra maestra "1984", deja de ser una ficción futurista para convertirse en una posibilidad tangible en nuestro presente. El Gran Hermano, esa entidad omnipresente que todo lo ve y todo lo oye, parece estar tomando forma en las entrañas del poder.
La centralización de la información ciudadana, bajo el pretexto de la seguridad nacional, abre las puertas a un control sin precedentes sobre la vida privada de los mexicanos. La "Ley Espía", como ha sido bautizada, otorga a organismos como la SSPC, la Guardia Nacional y el CNI un acceso irrestricto a bases de datos públicas y privadas, sin la necesidad de una autorización judicial. Imaginemos el alcance de esta medida: nuestros datos biométricos, médicos, fiscales, bancarios, nuestras conversaciones telefónicas, nuestros movimientos, todo queda expuesto ante la mirada inquisidora del Estado. Se desvanece la línea que separa la seguridad de la intromisión, la protección del control.
Yuval Noah Harari, en su lúcido análisis del siglo XXI, nos alertaba sobre el valor estratégico de los datos personales. En la era digital, la información se convierte en el activo más preciado, el combustible que alimenta el motor del poder. Quien controla los datos, controla el futuro. Y en México, ese control está siendo depositado en las manos del Estado, sin las salvaguardas necesarias para evitar su abuso.
La capacidad de los algoritmos para analizar nuestros gustos, decisiones, hábitos y emociones, para predecir e incluso influir en nuestros comportamientos, nos coloca en una situación de vulnerabilidad extrema. El "hackeo del ser humano", como lo denomina Harari, se convierte en una amenaza real. Nos convertimos en piezas de un gigantesco rompecabezas digital, manipulables a voluntad de quienes detentan el poder.
La aprobación de esta ley genera una profunda asimetría de poder. La ciudadanía queda expuesta e indefensa ante un Estado que acumula información sensible sin control ni transparencia. La libertad individual, ese pilar fundamental de una sociedad democrática, se tambalea ante la posibilidad de un control totalitario.
Si Orwell y Harari estuvieran entre nosotros, seguramente alzarían su voz en contra de esta medida. Orwell, quizás, reescribiría su obra maestra, no como una distopía futurista, sino como un crudo relato de los errores del presente. Harari, con su agudeza intelectual, nos recordaría las peligrosas consecuencias de entregar el control de nuestros datos a manos del poder.
El futuro de México se encuentra en una encrucijada. La "Ley Espía" nos coloca ante un dilema crucial: seguridad a costa de la libertad, o la defensa de nuestros derechos fundamentales frente a la amenaza de la vigilancia total. La respuesta a esta pregunta definirá el rumbo de nuestra sociedad en los años venideros. Es imperativo que la ciudadanía se mantenga alerta, que exija transparencia y que defienda su derecho a la privacidad, antes de que el Gran Hermano se convierta en una realidad ineludible.
Fuente: El Heraldo de México