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2 de julio de 2025 a las 21:55

El triste final de una estrella de Televisa

La noticia de Robertha viviendo en situación de calle ha conmocionado al público, recordándonos la fragilidad de la fama y lo efímero del éxito. Su historia, que parecía un cuento de hadas con su Disco de Oro por "Amor no llores" y su participación en producciones icónicas como "Los ricos también lloran", ahora se tiñe de una dolorosa realidad. ¿Cómo es posible que una estrella que compartió escenario con figuras de la talla de Angélica María y Rocío Dúrcal, que conquistó corazones con su voz y talento, haya llegado a este punto?

La imagen de Robertha deambulando por Insurgentes y Reforma, desorientada y vulnerable, contrasta dramáticamente con la artista vibrante que recordamos. Es un llamado de atención sobre la precariedad que puede acechar incluso a aquellos que alcanzan la cima. El mundo del espectáculo, a menudo despiadado, puede ser un arma de doble filo. La fama, ese monstruo caprichoso, otorga y quita con la misma facilidad. Un día te encuentras en la cima, bañado en aplausos y rodeado de admiradores, y al siguiente, puedes caer en el olvido, enfrentando la soledad y la indiferencia.

El caso de Robertha nos invita a reflexionar sobre la importancia de las redes de apoyo, tanto dentro como fuera de la industria. ¿Dónde quedaron sus colegas, sus amigos, aquellos que se beneficiaron de su talento? ¿Falló el sistema que debería proteger a nuestros artistas, especialmente a aquellos que han entregado su vida al entretenimiento?

Su triunfo en "La Voz Senior" en 2019 prometía un renacimiento, una segunda oportunidad para brillar. Sin embargo, la realidad fue distinta. La victoria, aunque merecida, no se tradujo en un regreso triunfal. ¿Por qué? ¿Qué factores impidieron que Robertha capitalizara ese éxito? ¿Fue la falta de oportunidades, la edad, la indiferencia de la industria o alguna circunstancia personal que desconocemos?

Es imperativo que, como sociedad, nos hagamos responsables del bienestar de nuestros artistas. No podemos permitir que aquellos que nos han regalado momentos de alegría y emoción terminen sus días en el abandono. El llamado de Inés Moreno es un grito desesperado que no podemos ignorar. Debemos movilizarnos para brindar a Robertha el apoyo que necesita, no solo económico, sino también emocional y psicológico. Es una cuestión de humanidad, de reconocer el valor de una vida dedicada al arte y de tender una mano a quien lo necesita.

La historia de Robertha no debe ser un ejemplo más de la crueldad del olvido. Debemos convertirla en una oportunidad para construir un sistema que proteja y valore a nuestros artistas, que les brinde seguridad y apoyo en todas las etapas de sus vidas. Es hora de actuar, de demostrar que la solidaridad no es solo una palabra, sino una acción que puede cambiar vidas. El tiempo apremia. Robertha nos necesita.

Fuente: El Heraldo de México