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2 de julio de 2025 a las 09:40

AMLO regresa a la escena mundial

La indignación es palpable, un sentimiento colectivo que nos atraviesa como una corriente eléctrica. La sombra de la administración anterior se extiende larga, tejiendo sus hilos en el presente. La figura de López Obrador, aunque ausente físicamente, se percibe como un director de orquesta tras bambalinas, marcando el ritmo de las decisiones que se toman. Su legado, lejos de desvanecerse, se materializa en la reforma del INE, en las leyes de seguridad y, ahora, en el nombramiento de López-Gatell como representante de México ante la OMS. Un nombramiento que resuena como una bofetada a la memoria de las 800 mil vidas perdidas durante la pandemia.

Este nombramiento no es solo un acto de incomprensible favoritismo, sino una provocación directa. López-Gatell, el mismo que minimizó la gravedad del virus, el que desoyó las recomendaciones de la OMS, el que confrontó a médicos y hospitales, ahora representará a México ante el organismo internacional que denunció la negligencia de su gestión. Es como si un pirómano fuera nombrado jefe de bomberos. ¿Cómo podemos esperar que alguien que subestimó la pandemia, que ofreció datos falsos y que priorizó la política sobre la salud, represente los intereses de México en un organismo dedicado a la salud global?

La memoria colectiva no olvida las imágenes de hospitales saturados, la escasez de insumos médicos, la angustia de las familias que perdieron a sus seres queridos. El desdén de López-Gatell hacia las recomendaciones de la OMS no solo puso en riesgo la salud de los mexicanos, sino que también socavó la credibilidad del propio organismo. Su nombramiento es una afrenta a la OMS y una dolorosa herida para las familias que aún lloran la pérdida de sus seres queridos.

Recordemos la contratación de médicos cubanos, mientras los médicos mexicanos eran ignorados. Recordemos la negativa a vacunar al personal médico del sector privado, una decisión arbitraria y cruel que puso en riesgo la vida de quienes estaban en la primera línea de batalla contra el virus. Recordemos las conferencias de prensa plagadas de información contradictoria y de justificaciones inverosímiles. Recordemos, sobre todo, el rostro de la tragedia, el rostro de las miles de familias que perdieron a sus seres queridos por la negligencia y la ineficacia de la gestión de la pandemia.

Este nombramiento nos obliga a preguntarnos: ¿qué mensaje estamos enviando al mundo? ¿Estamos premiando la incompetencia? ¿Estamos diciendo que la negligencia no tiene consecuencias? ¿Estamos condenados a repetir los errores del pasado? La indignación es justificada, es necesaria, es un grito de alerta ante la posibilidad de que la historia se repita. No podemos permitir que la memoria se desvanezca, no podemos permitir que la justicia sea silenciada. El futuro de la salud pública en México depende de nuestra capacidad de recordar, de exigir responsabilidades y de construir un sistema de salud que esté a la altura de las necesidades de la población.

Fuente: El Heraldo de México