Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Obituario

2 de julio de 2025 a las 16:30

Adiós a la gran voz de Gilda Cruz-Romo

El silencio ha caído sobre el escenario, un silencio pesado, cargado de la ausencia de una voz que durante décadas llenó los teatros del mundo con su potencia y belleza. Gilda Cruz-Romo, la soprano que llevó el nombre de México a los más prestigiosos escenarios operísticos, nos ha dejado. A sus 85 años, en la tranquilidad de su hogar en San Antonio, Texas, la voz de Gilda se apagó, dejando un vacío imposible de llenar en el corazón de la ópera internacional.

Su partida, anunciada por el Palacio de Bellas Artes, el mismo escenario que la vio nacer artísticamente a los 22 años, ha resonado como un eco doloroso en la comunidad artística y en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de escucharla. Las redes sociales se han inundado de mensajes de condolencias, recuerdos y admiración, un testimonio del impacto profundo que su voz y su trayectoria dejaron en la cultura mexicana y más allá.

"Con ella muere toda una época", se lee en uno de los tantos homenajes digitales. Y es cierto. Gilda Cruz-Romo perteneció a una generación dorada de cantantes, una época en la que la ópera brillaba con un esplendor particular. Su voz, poderosa y a la vez llena de matices, capaz de interpretar los roles más exigentes del repertorio operístico, la convirtió en una figura emblemática, una referencia obligada para las nuevas generaciones de cantantes.

Desde su Guadalajara natal, donde dio sus primeros pasos en el mundo de la música, hasta los escenarios internacionales de Nueva York, Londres y Austria, Gilda llevó la bandera de México en alto. Su talento, su dedicación y su pasión por la ópera la consagraron como una de las sopranos más importantes del siglo XX.

Su retiro en 1992, en un emotivo concierto en su ciudad natal, marcó el final de una carrera brillante, pero no el fin de su legado. La influencia de Gilda Cruz-Romo trasciende los escenarios y perdura en las grabaciones que atesoran su voz, en la memoria de quienes la escucharon en vivo y en la inspiración que sigue brindando a jóvenes cantantes que sueñan con alcanzar la grandeza que ella logró.

Aún se desconocen las causas de su fallecimiento, un detalle que, en este momento de profundo dolor, parece insignificante frente a la magnitud de la pérdida. Lo importante es recordar y celebrar la vida y la obra de esta extraordinaria artista, una voz que resonará para siempre en la historia de la ópera. Su legado, como las notas de sus interpretaciones más memorables, se mantendrá vivo en el tiempo, un recordatorio constante de la grandeza que puede alcanzar el espíritu humano a través del arte.

¿Qué nos queda a nosotros, los que quedamos en este lado del telón? Honrar su memoria, mantener viva su música, y recordar con gratitud la luz que Gilda Cruz-Romo trajo al mundo con su voz inigualable. Un aplauso, entonces, un aplauso largo y sentido, para la diva que ahora canta entre las estrellas.

Fuente: El Heraldo de México