Un escalofrío recorre la espina dorsal al conocer la desgarradora historia de la familia Shailendra, originaria del distrito de Sonbhadra, en Uttar Pradesh. La tragedia ha vuelto a golpear sus puertas, dejando un vacío insondable en sus corazones con la pérdida de su pequeña Priya, de tan solo un año y medio. La imagen de la niña jugando alegremente cerca del puesto de comida familiar, momentos antes del fatídico accidente, contrasta cruelmente con el dolor inconmensurable que ahora embarga a sus padres.

El viernes pasado, alrededor de las 9:00 de la mañana, en el bullicioso bazar de Duddhi, la vida de Priya se apagó de forma repentina e inexplicable. Un descuido momentáneo, un instante que cambiaría para siempre el destino de esta familia, fue suficiente para que la pequeña resbalara y cayera en una olla de garbanzos hirviendo. Imaginar el sufrimiento de la niña en esos terribles momentos es sencillamente desgarrador.

La rápida actuación de sus padres, trasladándola de urgencia al Centro de Salud Comunitario de Duddhi y posteriormente al hospital del distrito, no fue suficiente para salvar su vida. Las quemaduras, demasiado profundas, demasiado extensas, acabaron con la vida de la pequeña ese mismo día. Un día que comenzó con la promesa de un nuevo amanecer, terminó sumido en la más profunda oscuridad para la familia Shailendra.

La escena del señor Shailendra enterrando a su hija a orillas del río Kanhar, al día siguiente, es una imagen que conmueve hasta lo más profundo del alma. Un padre despidiéndose de su hija, por segunda vez, en circunstancias casi idénticas. El dolor se multiplica, la herida se reabre con una crudeza insoportable. Hace apenas dos años, su otra hija, Saumya, de aproximadamente dos años, perdió la vida de forma similar, tras caer en un recipiente con líquido caliente.

Dos pequeñas vidas arrebatadas por la fatalidad, dos golpes devastadores para una familia que lucha por sobrevivir al embate del destino. El oficial Manoj Singh, a cargo de la comisaría de Duddhi, confirmó que se trató de un accidente, un terrible accidente que ha dejado una profunda huella en la comunidad.

Más allá de la crónica de los hechos, esta historia nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida, sobre la importancia de la prevención y la necesidad de estar alerta en todo momento, especialmente cuando se trata de la seguridad de nuestros hijos. La historia de la familia Shailendra es un llamado a la conciencia, un recordatorio de que la vida puede cambiar en un instante y que debemos valorar cada momento como un tesoro irremplazable. Nos interpela a brindar apoyo y solidaridad a quienes enfrentan la pérdida de un ser querido, especialmente en circunstancias tan dolorosas como estas. Que el recuerdo de Priya y Saumya sirva para impulsar iniciativas que promuevan la seguridad infantil y prevengan futuras tragedias. Que su memoria sea una luz que guíe a otras familias y les ayude a proteger a sus pequeños tesoros.