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1 de julio de 2025 a las 05:45
Profepa recupera 2 mil hectáreas de selva maya
La selva maya, un tesoro de biodiversidad reconocido a nivel mundial, se encuentra bajo asedio. La voracidad de la expansión agrícola, impulsada por intereses económicos a corto plazo, está dejando una profunda cicatriz en el corazón de la península de Yucatán. Recientes operativos de la Profepa han sacado a la luz una preocupante realidad: más de 2,608 hectáreas devastadas, árboles centenarios derribados, ecosistemas fragmentados. Las imágenes de maquinaria pesada abriendo camino entre la exuberante vegetación, dejando tras de sí un paisaje desolado, son un crudo recordatorio de la fragilidad de nuestro entorno.
Entre el 28 de mayo y el 14 de junio, seis operativos intensivos desplegados en Campeche, Yucatán y Quintana Roo revelaron la magnitud del problema. No se trata de simples claros en la selva, sino de una sistemática transformación del paisaje, donde la riqueza natural se sustituye por monocultivos agroindustriales. La caoba, el jobillo, la palma zamia, especies protegidas por normas nacionales e internacionales, yacen entre los escombros de un desarrollo insostenible. Imaginen la pérdida irreparable: la desaparición de especies animales que dependían de estos árboles para su supervivencia, la alteración de los ciclos hídricos, la liberación de toneladas de carbono a la atmósfera.
La presencia del grupo poblacional menonita en estas áreas ha intensificado la problemática. Si bien es cierto que la búsqueda de sustento es una necesidad fundamental, el desarrollo no puede ocurrir a costa de la destrucción de nuestro patrimonio natural. Es imperativo encontrar un equilibrio entre las necesidades económicas y la preservación del medio ambiente. Se requiere un diálogo constructivo, la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y el respeto irrestricto a la legislación ambiental.
La clausura de siete predios en los tres estados es un primer paso, una señal de que las autoridades están tomando cartas en el asunto. El apoyo del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y las policías estatales en estos operativos demuestra la seriedad del compromiso para frenar la deforestación. Sin embargo, la lucha no termina aquí. La Profepa ha anunciado operativos permanentes, una medida crucial para mantener la vigilancia y disuadir futuras acciones ilegales.
Pero la responsabilidad no recae únicamente en las autoridades. Cada uno de nosotros, como ciudadanos, tenemos un papel fundamental que desempeñar. Informarnos, denunciar las irregularidades, consumir productos de origen sostenible y promover una cultura de respeto hacia la naturaleza son acciones que, sumadas, pueden marcar la diferencia. El futuro de la selva maya, pulmón de la región y hogar de una invaluable biodiversidad, está en nuestras manos. No permitamos que la codicia y la irresponsabilidad silencien el canto de la selva para siempre. El tiempo de actuar es ahora.
Fuente: El Heraldo de México