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1 de julio de 2025 a las 20:55

¡Peligro! Niños nadan entre autos tras lluvias

La escena, capturada en la colonia Villas del Arco, municipio de El Carmen, Nuevo León, nos confronta con una realidad compleja. Más allá de la anécdota viral, el video de los niños jugando en las inundaciones tras las intensas lluvias recientes, abre un debate sobre la vulnerabilidad infantil, la responsabilidad ciudadana y las deficiencias en infraestructura urbana. Vemos a un grupo de, al menos, seis niños, entregados a la alegría del momento, ajenos al peligro que les rodea. Se sumergen en el agua turbia, desapareciendo por instantes de la vista del espectador, mientras un autobús pasa a escasos centímetros, recordándonos la fragilidad de la vida y lo impredecible de las situaciones.

La pregunta que surge es inevitable: ¿dónde están los adultos responsables? Si bien el video muestra a algunos observando la escena, su pasividad es alarmante. La simple contemplación no basta; se requiere una intervención activa para proteger a estos menores. La voz de quien graba, consciente del peligro, subraya la necesidad de una acción inmediata, pero también nos interpela como sociedad. ¿Somos meros espectadores o actores responsables del bienestar de nuestra comunidad?

La dicotomía de opiniones en redes sociales refleja la complejidad del tema. Por un lado, la nostalgia de una infancia libre, donde la adversidad se convertía en oportunidad de juego. "Se están llevando la divertida de su vida", comentan algunos, idealizando una inocencia que, en este contexto, roza la imprudencia. Por otro lado, la preocupación por la seguridad de los niños prevalece. El riesgo de electrocución por cables sumergidos, la posibilidad de caer en una alcantarilla destapada o la simple exposición a aguas contaminadas, son argumentos que pesan en la balanza de la razón.

Y es que el agua, aparentemente inofensiva en su juego, esconde un peligro latente. No se trata de agua limpia, sino de un cúmulo de residuos arrastrados por la corriente, un caldo de cultivo para bacterias y virus. El reciente caso de Naucalpan, Estado de México, donde familias enteras sufrieron erupciones cutáneas tras el contacto con espuma tóxica, sirve como recordatorio de las consecuencias para la salud que puede acarrear la exposición a aguas contaminadas. Desde infecciones cutáneas hasta enfermedades gastrointestinales, el espectro de riesgos es amplio y preocupante, especialmente para los más pequeños, cuyo sistema inmunológico aún se encuentra en desarrollo.

Este incidente nos invita a reflexionar sobre la necesidad de una infraestructura urbana adecuada que minimice los riesgos de inundaciones y garantice la seguridad de los ciudadanos. Asimismo, nos llama a fortalecer la cultura de la prevención y la responsabilidad colectiva. La protección de la infancia no es una tarea individual, sino un compromiso social que exige la participación activa de todos. No podemos ser simples observadores; debemos ser guardianes de su bienestar. La alegría de un niño no debe estar teñida por el peligro. Su futuro depende de las acciones que tomemos hoy.

Fuente: El Heraldo de México