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1 de julio de 2025 a las 20:40

¡Ojo con el "jamón" falso!

La proliferación de productos cárnicos en los supermercados, que a simple vista parecen jamón, ha generado confusión entre los consumidores. Ante la atractiva presentación y la variedad de precios, muchos se preguntan: ¿Realmente estoy comprando jamón o un producto similar? La reciente investigación de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) arroja luz sobre esta problemática, revelando que muchos productos etiquetados como "embutidos", "embutido cárnico", o con otras variantes, no se rigen por la misma normativa que el jamón, lo que abre la puerta a una composición diferente y, en muchos casos, a un menor valor nutricional.

Esta situación se agrava porque estos “embutidos” se exhiben junto a los jamones tradicionales, con empaques e imágenes similares, lo que induce al error al consumidor. La Profeco, a través de la Revista del Consumidor, nos alerta sobre esta práctica y nos exhorta a leer cuidadosamente las etiquetas. No basta con dejarnos llevar por la imagen del producto, debemos verificar la denominación y el origen de la carne. Un verdadero jamón, ya sea de pierna o de pavo, debe contener al menos un 55% de carne proveniente de la pierna trasera del cerdo o del muslo del pavo, respectivamente. Este dato, claramente especificado en la NOM-158-SCFI-2003, garantiza un cierto aporte proteico.

La investigación de la Profeco analizó 40 productos, incluyendo jamones comerciales y económicos, así como los controversiales “embutidos”. El estudio reveló que estos últimos, al no estar sujetos a la misma regulación, pueden contener una mayor cantidad de soya y un porcentaje variable de fécula, lo que impacta directamente en su valor nutricional. Además, la cantidad de aditivos como azúcares, nitritos, fosfatos y sodio, puede ser superior, representando un riesgo para la salud, especialmente para personas con enfermedades cardiovasculares.

Es preocupante que los fabricantes de estos “embutidos” no hayan podido justificar su denominación ni explicar por qué no se consideran productos de imitación. Esta falta de transparencia perjudica al consumidor, quien en muchos casos cree estar adquiriendo un producto con las características del jamón, cuando en realidad se trata de algo diferente.

La Profeco, en su labor de proteger al consumidor, recomienda moderar el consumo de estos productos procesados debido a su alto contenido de sodio y nitritos. Además, insiste en la importancia de la información: leer la etiqueta, comparar precios y verificar el porcentaje de carne son claves para una compra inteligente y saludable. No te dejes engañar por las apariencias, ¡infórmate antes de comprar! La Revista del Consumidor es una herramienta invaluable para tomar decisiones de consumo conscientes y responsables. Consúltala y comparte esta información con tus familiares y amigos. Un consumidor informado es un consumidor protegido.

Fuente: El Heraldo de México