
1 de julio de 2025 a las 13:40
Horror familiar: crimen impensable
La frialdad con la que un menor de 14 años ejecutó el asesinato de sus padres y hermano de tan solo 3 años ha dejado a la ciudad de Itaperuna, en Río de Janeiro, sumida en la consternación. El caso, que continúa bajo investigación a pesar de la confesión del adolescente, revela una trama escalofriante que se teje alrededor de un romance virtual prohibido. La manipulación, la premeditación y la violencia extrema desplegadas por el joven pintan un cuadro desolador que nos obliga a reflexionar sobre la influencia de las redes sociales en la mente de los adolescentes y la importancia de la comunicación familiar.
El móvil del crimen, según la confesión del menor, fue la negativa de sus padres a que continuara una relación online con una joven de 15 años. Este rechazo parental, aparentemente trivial, se convirtió en el detonante de una tragedia inimaginable. El adolescente, cegado por la frustración y la aparente imposibilidad de vivir su romance virtual, planeó con meticulosidad el asesinato de toda su familia. La imagen del joven pidiendo dormir en la habitación de sus padres para aprovechar el aire acondicionado, mientras en su mente maquinaba su macabro plan, es escalofriante. La pastilla para mantenerse despierto, la pistola del padre escondida bajo el colchón, cada detalle revela la frialdad y la premeditación del crimen.
La reconstrucción de los hechos realizada por la policía, basada en la confesión del menor, es estremecedora. El adolescente describe con una perturbadora calma cómo disparó a sus padres mientras dormían, cómo arrastró sus cuerpos utilizando productos de limpieza para facilitar el traslado y cómo finalmente los arrojó a la cisterna de la casa. La justificación para el asesinato de su pequeño hermano, "para que no sufriera la ausencia de sus padres", añade una capa aún más perturbadora a este acto de violencia extrema. Es difícil comprender la lógica, si es que la hay, detrás de semejante razonamiento.
La investigación policial ha revelado la existencia de una maleta preparada para un viaje, con pertenencias del menor y los teléfonos celulares de sus padres. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que el adolescente planeaba fugarse con su novia virtual después de cometer los crímenes. La maleta se convierte en un símbolo tangible de sus planes truncados, un recordatorio de la vida que imaginó y que construyó sobre los cimientos de la violencia.
Este caso trasciende la crónica policial y nos obliga a cuestionarnos como sociedad. ¿Qué falló en la comunicación familiar? ¿Qué papel juegan las redes sociales en la construcción de la realidad de los adolescentes? ¿Cómo podemos detectar y prevenir situaciones de riesgo como esta? El asesinato en Itaperuna no es un caso aislado, es un síntoma de una problemática compleja que requiere nuestra atención y un análisis profundo. La tragedia de esta familia es un llamado urgente a la reflexión y a la acción. Necesitamos fortalecer los lazos familiares, promover una educación digital responsable y brindar a nuestros jóvenes las herramientas necesarias para navegar por el complejo mundo virtual y emocional en el que les ha tocado vivir.
Fuente: El Heraldo de México