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2 de julio de 2025 a las 02:10

Escapa la pobreza: El 2% lo logró, ¿tú también puedes?

La promesa del progreso, del ascenso social, del "sueño" de una vida mejor, se desvanece para la mitad de los mexicanos nacidos en la pobreza. Un nuevo estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) arroja luz sobre una realidad desoladora: la movilidad social en México es un privilegio, no un derecho, y está fuertemente condicionado por factores que van más allá del mérito y el esfuerzo individual. Imaginen un país donde el código postal de tu nacimiento determina tu destino, donde el color de tu piel y el idioma que hablas trazan los límites de tus aspiraciones. Esa es la fotografía que nos presenta el CEEY.

El estudio revela que apenas un 2% de quienes nacen en el quintil más bajo de la población logra ascender significativamente en la escala social. Para la gran mayoría, el futuro es un reflejo del presente, una condena a la perpetuación de la pobreza. De cada 100 personas en la base de la pirámide, 50 jamás lograrán escapar de esa condición durante toda su vida adulta. En el otro extremo, la riqueza se hereda con la misma facilidad con la que se transmite la pobreza: el 51% de quienes nacen en la cima se mantienen ahí a lo largo de su vida.

No se trata solo de falta de oportunidades, sino de una profunda desigualdad estructural que se manifiesta en múltiples dimensiones. El estudio del CEEY desmantela la idea simplista de que la educación es la llave mágica para el ascenso social. Si bien es un factor importante, no es suficiente para romper las cadenas de la pobreza cuando se combina con la discriminación por color de piel, género u origen étnico.

Las personas con piel más oscura tienen menos probabilidades de salir de la pobreza y más de caer en ella. La brecha es evidente: en el quintil más pobre, el 57% tiene piel oscura, frente a un 34% de piel clara en el mismo nivel socioeconómico. Las mujeres también enfrentan mayores obstáculos, con menor movilidad social que los hombres. La geografía también juega un papel crucial: quienes nacen en el sur del país se enfrentan a desventajas significativas para la acumulación de recursos.

Hablar una lengua indígena se convierte en otro marcador de la desigualdad. La persistencia de la pobreza entre los hablantes de lenguas originarias alcanza niveles alarmantes, superando el 70% en el sur del país. Estos datos pintan un panorama sombrío, donde la movilidad social de largo alcance es prácticamente nula, como lo señala el propio estudio.

¿Qué significa esto para el futuro de México? Significa que estamos construyendo un país donde las oportunidades están desigualmente distribuidas, donde el origen determina el destino. El estudio del CEEY es un llamado a la acción, una invitación a repensar nuestras políticas públicas y a construir una sociedad más justa e inclusiva, donde el sueño de una vida mejor no sea un privilegio de pocos, sino un derecho de todos. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a asumir el reto?

Fuente: El Heraldo de México