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2 de julio de 2025 a las 02:45
El lado oscuro de la estrella de Squid Game
La brillantez de las luces de Hollywood, o en este caso, de la creciente industria del entretenimiento coreana, a menudo oculta las sombras que se esconden tras el telón. Lee Jung-jae, el rostro que cautivó al mundo con su interpretación en "El Juego del Calamar", se encuentra ahora en el ojo del huracán, no por su talento actoral, sino por un pasado turbulento que amenaza con eclipsar su éxito. Mientras la tercera temporada de la aclamada serie se estrena, los fantasmas de sus errores pasados resurgen con fuerza, pintando un cuadro mucho más complejo del hombre detrás de la máscara.
No se trata de un simple tropiezo, sino de una serie de incidentes que dibujan un patrón preocupante. En 1999, el alcohol lo llevó a un primer encuentro con la ley, conduciendo bajo sus efectos con un nivel de alcoholemia que superaba con creces el límite permitido. Ese mismo año, un accidente automovilístico y un intento fallido de culpar a su manager dejaron una mancha en su reputación, una mancha que el tiempo no ha logrado borrar.
La violencia también forma parte de la narrativa. Las acusaciones de agresión contra un hombre y una mujer en el año 2000 resuenan con una crudeza que contrasta con la imagen pública del actor. La brutalidad del ataque a la joven de 22 años, que la dejó hospitalizada durante dos semanas, es un capítulo oscuro que difícilmente puede ser ignorado.
Como si no hubiera aprendido la lección, en 2002, el alcohol volvió a ser protagonista de un nuevo escándalo, resultando en otra detención por conducir ebrio y la suspensión de su licencia. Una repetición de errores que siembra la duda sobre su capacidad de aprender de las consecuencias de sus actos.
Y ahora, en 2024, una nueva acusación lo coloca en el banquillo de los acusados. Fraude corporativo, manipulación, y una lucha por el control de una productora son las piezas de un rompecabezas que la policía surcoreana intenta armar. Mientras tanto, Lee Jung-jae se defiende, contrademandando por difamación, en una batalla legal que promete ser larga y mediática.
El Emmy que ganó en 2022, un reconocimiento a su talento innegable, parece palidecer ante la magnitud de sus controversias. La imagen del héroe, del hombre que lucha por la supervivencia en la pantalla, se desdibuja ante la realidad de un individuo que ha luchado, no contra un sistema opresor, sino contra sus propios demonios.
¿Podrá Lee Jung-jae superar este nuevo obstáculo? ¿Logrará separar su vida personal de su carrera profesional? El futuro dirá si el público está dispuesto a perdonar sus errores y seguir aplaudiendo su talento, o si, por el contrario, la sombra de sus acciones pasadas terminará por consumir la luz de su estrellato. El juego de la redención ha comenzado, y el mundo observa con atención el próximo movimiento del actor.
Fuente: El Heraldo de México