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30 de junio de 2025 a las 19:00

Paciente espera 2 años para cirugía y pierde un dedo.

La noticia del paciente operado del dedo equivocado en Mallorca ha generado una ola de indignación y preocupación en torno al sistema de salud pública de las Islas Baleares. Más allá del error puntual, que ya de por sí es grave, este caso pone de manifiesto una serie de deficiencias que merecen una profunda reflexión. ¿Cómo es posible que un paciente tenga que esperar dos años para una cirugía de un dedo? Esta larga espera no solo aumenta el sufrimiento del paciente, sino que también puede agravar la lesión inicial, complicando aún más el posterior procedimiento quirúrgico y aumentando las posibilidades de complicaciones.

Imaginen la angustia de este hombre, esperando dos años para finalmente ser atendido y que, en lugar de alivio, encuentre una situación aún más compleja. La anestesia local, aunque no general, no elimina la conciencia del paciente. Escuchar a la cirujana reconocer su error en tiempo real, sentir la incisión en el dedo equivocado… Es una experiencia traumática que deja una huella imborrable, más allá del daño físico. La infección posterior y la necesidad de una segunda intervención solo agravan el cuadro, convirtiendo una simple cirugía de dedo en una pesadilla que se prolonga durante meses.

La oferta de 2.800 euros por parte de la aseguradora resulta, a todas luces, insuficiente. No se trata solo de compensar el error médico, sino también el daño moral, el sufrimiento, la angustia, la pérdida de ingresos durante la baja laboral y el impacto en la salud mental del paciente. Seis meses de baja laboral representan un impacto económico considerable, sin contar con los gastos adicionales derivados del tratamiento de la infección y la segunda intervención. La cifra de 60.000 euros que solicita el paciente, aunque pueda parecer elevada a primera vista, refleja la magnitud del perjuicio sufrido, un perjuicio que va mucho más allá de la cicatriz en su mano.

Este caso nos obliga a preguntarnos sobre la presión a la que está sometido el personal sanitario, ¿podría la carga de trabajo y la falta de recursos haber influido en este error? Es crucial que se investiguen las circunstancias que rodearon la intervención, no para buscar culpables, sino para implementar medidas que prevengan situaciones similares en el futuro. La seguridad del paciente debe ser la prioridad absoluta en cualquier sistema de salud.

La decisión del paciente de llevar el caso a los tribunales es comprensible. No se trata solo del dinero, sino de la búsqueda de justicia y del reconocimiento del daño sufrido. Su testimonio es un llamado de atención sobre la necesidad de humanizar la atención médica, de escuchar al paciente y de valorar el impacto real de los errores médicos en sus vidas. Este caso, sin duda, sentará un precedente importante en la jurisprudencia sanitaria española y abrirá el debate sobre la adecuada compensación por negligencias médicas, especialmente en casos que involucran no solo daño físico, sino también un profundo impacto psicológico y económico.

Finalmente, es importante destacar la valentía de este paciente al hacer pública su historia. Su experiencia, aunque dolorosa, puede servir para mejorar la calidad del sistema de salud y proteger los derechos de otros pacientes. Esperamos que la justicia le dé la razón y que este caso sirva como un punto de inflexión para garantizar una atención médica más segura y humana para todos.

Fuente: El Heraldo de México