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30 de junio de 2025 a las 09:15

Oposición a la deriva: ¿Hacia dónde van?

La oposición en México parece estar atrapada en un ciclo de negatividad, donde su única respuesta ante cualquier iniciativa del gobierno es un rotundo "no". Carecen de una visión propia, de un proyecto alternativo que ofrecer al país. En lugar de construir, de proponer soluciones, se dedican a demoler, a sembrar la discordia y el miedo. Su más reciente caballo de batalla son las nuevas leyes de seguridad, a las que acusan de ser instrumentos de censura y espionaje. Pero estas acusaciones son infundadas, meras cortinas de humo para ocultar su propia falta de propuestas.

Hablemos primero de la supuesta "censura". Argumentan que el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, creado para combatir la extorsión y el fraude telefónico, es un intento de silenciar a la ciudadanía. ¿Cómo pueden hablar de censura cuando sus voces se escuchan a diario en todos los medios de comunicación, desde la televisión nacional hasta las redes sociales? La crítica al gobierno es constante, abierta y, en muchos casos, desmedida. La realidad es que este registro no busca censurar, sino proteger. Protege a las familias mexicanas de los delincuentes que utilizan el anonimato de las líneas telefónicas para cometer sus crímenes. Y lo hace con pleno respeto a la ley y a la protección de datos personales. No se espían conversaciones ni se rastrean opiniones, se busca identificar a quienes usan el teléfono como un arma.

Pasemos ahora al tema del "espionaje". Acusan a la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública de ser una herramienta de vigilancia masiva. Otra falsedad. Esta ley no crea un sistema de espionaje, sino que fortalece las capacidades del Estado para prevenir y combatir el crimen organizado, utilizando la tecnología y la inteligencia operativa de manera responsable y siempre bajo el control del Ministerio Público y con la autorización judicial. Se actúa dentro del marco constitucional, con respeto al debido proceso. El objetivo no es vigilar a los ciudadanos, sino protegerlos.

Quienes insisten en estas acusaciones mienten deliberadamente, buscando réditos políticos a costa de la verdad. Su estrategia es clara: si no tienen argumentos, infunden miedo. Si no tienen razón, gritan censura. Si la ley los rebasa, se victimizan. En el fondo, lo que les molesta no es que el Estado se fortalezca, sino que se les arrebaten sus antiguos privilegios, esos que les permitían operar con impunidad. Les molesta que se demuestre que sí se puede gobernar de otra manera, pensando en la gente y no en los intereses particulares.

Mientras ellos se dedican al escándalo y a la obstrucción, este gobierno trabaja para construir un país más seguro. Las nuevas leyes de seguridad no persiguen voces, persiguen criminales. No censuran opiniones, protegen vidas. Y ese es el verdadero motivo de su desesperación. Saben que su tiempo se acaba, que el pueblo ya no se deja engañar por sus mentiras. Saben que la transformación es irreversible. Y eso, para ellos, es insoportable. Su estrategia de la desinformación, del miedo y la mentira, está destinada al fracaso. Porque la verdad, tarde o temprano, siempre sale a la luz. Y la verdad es que estas reformas son necesarias para proteger a la ciudadanía y combatir la delincuencia. La verdad es que este gobierno trabaja para construir un México más justo y seguro para todos.

Fuente: El Heraldo de México