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30 de junio de 2025 a las 07:30

Madre asesinada a golpes por su propio hijo

La violencia, una vez más, tiñe de luto un hogar en Jalisco. En el tranquilo municipio de Ocotlán, la aparente calma se rompió con la noticia del presunto feminicidio de una madre a manos de su propio hijo. Un acto que ha conmocionado a la comunidad y que nos obliga a reflexionar sobre la profunda crisis de violencia que atraviesa nuestra sociedad.

Julio Adrián “N” es el nombre del presunto responsable, un hombre que, según las investigaciones de la Fiscalía General del Estado de Jalisco, habría arrebatado la vida a la mujer que le dio la vida. No se trató de un arrebato repentino, sino de un acto precedido, al parecer, por un historial de maltrato. La Fiscalía señala que existían antecedentes de violencia verbal y psicológica, e incluso amenazas de muerte previas al fatídico 8 de junio de 2025. Imaginemos el terror que debió sentir esta madre, viviendo bajo la constante sombra del miedo, bajo el yugo de la violencia ejercida por su propio hijo.

Las indagatorias revelan un escenario brutal. Golpes en el rostro, un trapo introducido en la boca para silenciar sus gritos, para ahogar su último aliento. Una escena que nos hiela la sangre y nos deja con un nudo en la garganta. ¿Cómo es posible que un hijo pueda llegar a tal extremo de violencia contra su propia madre? ¿Qué fallas como sociedad nos han llevado a este punto?

La Fiscalía, actuando bajo el protocolo de feminicidio, ha trabajado arduamente en la recopilación de pruebas. La denuncia presentada por familiares o vecinos, las evidencias encontradas en la escena del crimen, los testimonios recogidos, todo ha contribuido a la construcción de un caso sólido contra Julio Adrián “N”. La justicia, aunque lenta, empieza a tomar su curso.

La orden de aprehensión se ejecutó y el presunto feminicida ya se encuentra tras las rejas. Un juez de control, tras analizar las pruebas presentadas por la Fiscalía, lo ha vinculado a proceso. La prisión preventiva oficiosa por dos años, dictada como medida cautelar, le impedirá eludir la justicia mientras se desarrolla el juicio. Dos años que, si bien no devolverán la vida a la víctima, al menos ofrecerán un respiro a la familia, un espacio para el duelo y la esperanza de que se haga justicia.

Este caso no es un hecho aislado. Es un reflejo de una realidad dolorosa que nos afecta a todos. La violencia contra las mujeres, en particular la violencia intrafamiliar, es una lacra que debemos erradicar. Es urgente que como sociedad nos involucremos en la construcción de una cultura de paz, de respeto, de igualdad. Es necesario fortalecer las redes de apoyo para las víctimas de violencia, brindarles la atención psicológica y legal que necesitan, y sobre todo, educar a las nuevas generaciones en valores que promuevan la no violencia. Solo así podremos aspirar a un futuro donde tragedias como esta dejen de ser noticia.

Fuente: El Heraldo de México