
30 de junio de 2025 a las 09:05
La desconfianza florece entre México y EUA.
La relación entre México y Estados Unidos se asemeja a una danza tensa y compleja, donde los elogios y las acusaciones se entrelazan en un ritmo impredecible. La admiración que Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, profesa por Claudia Sheinbaum contrasta con la aparente animosidad de Donald Trump hacia México, una paradoja que alimenta especulaciones y teorías. Algunos, incluso dentro del círculo cercano al poder, susurran que la verdadera motivación de Estados Unidos no es la amistad, sino el interés. El Tío Sam, dicen, busca someter a sus socios comerciales, incluyendo a sus vecinos del norte y del sur, a través de una estrategia de presión constante.
Esta dinámica explica los vaivenes en la relación bilateral. Un día, Trump elogia al gobierno de Sheinbaum; al siguiente, su fiscal, Pam Bondi, incluye a México en la lista de enemigos del país. Se reconoce el esfuerzo en la lucha contra el narcotráfico, pero al mismo tiempo se pone en la mira a instituciones bancarias mexicanas acusadas de delitos graves. Si bien es posible que en algunos casos las acusaciones tengan fundamento, también es cierto que la administración Trump parece estar adoptando tácticas que recuerdan a las prácticas políticas mexicanas, como señaló José Carreño, editor de la sección Orbe de El Heraldo de México. Funcionarios estadounidenses, buscando el favor del presidente, atacan a México para "endulzarle el oído" a su líder, una práctica que lamentablemente también se observó en México durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
México, por su parte, se resiste a la ayuda externa, especialmente cuando existen sospechas de la infiltración del crimen organizado en diversos sectores, desde el gobierno hasta las instituciones financieras. Mientras esta "narrativa" no cambie, Estados Unidos seguirá utilizando a México como su "villano favorito", un chivo expiatorio para justificar sus propias fallas, ajustar cuentas con otros países o simplemente ganar puntos con la Casa Blanca.
El caso de las financieras mexicanas Intercam, CI Banco y Vector, investigadas por lavado de dinero del narcotráfico, ilustra esta compleja situación. Más allá de la veracidad de las acusaciones, surge la pregunta: ¿Existen motivos ocultos? La sospecha de que estas instituciones tienen vínculos con empresas chinas, con las que han realizado negocios millonarios, podría ser la clave. Para Trump, cualquier acercamiento entre México y Pekín huele a traición, una ironía considerando sus propios tratos con el "dragón rojo". Desde Palacio Nacional, se investiga esta línea de investigación, conscientes de la reticencia de Trump a ver a México cerca de China. ¿Incongruencia o simple pragmatismo?
Parece ser que los negocios son el motor principal de las decisiones del mandatario estadounidense. Mientras esta lógica prevalezca, México seguirá sintiendo la presión de la bota del Tío Sam, sometido a un escrutinio constante y a acusaciones que, en ocasiones, parecen más motivadas por intereses políticos que por la búsqueda de la justicia.
Por otro lado, la gestión de Rommel Pacheco al frente de la CONADE ha sido un rotundo fracaso. Su desempeño, que algunos comparan con el andar de los cangrejos, confirma la idea de que ser un deportista exitoso no garantiza una buena gestión pública. La reciente negativa de un tribunal colegiado a un amparo solicitado por Pacheco, en relación a la creación de "federaciones fantasmas" como la supuesta Federación Mexicana de Clavados, impulsada por la CONADE y el Comité Olímpico Mexicano, es un claro ejemplo de sus tropiezos.
Finalmente, parafraseando a un "filósofo" cuyo nombre se nos escapa en este momento: "La diplomacia de Trump: besa con un post de X y golpea con su gabinete". Una descripción certera de la contradictoria y a menudo agresiva política exterior estadounidense.
Fuente: El Heraldo de México