La reaparición de Imelda Garza Tuñón en la Marcha del Orgullo de la CDMX ha generado un torbellino de reacciones tras sus declaraciones sobre Maribel Guardia y la disputa por la custodia de su nieto, Julián. Garza Tuñón, con una mezcla de firmeza y aparente compasión, abordó la delicada situación familiar ante la prensa. Confirmó lo que ya era un rumor a voces: incluso si ella faltara, Maribel Guardia no obtendría la custodia del pequeño.

Más allá de la cuestión legal, Imelda se sinceró sobre el estado de salud de Maribel, afirmando haber recibido información de fuentes confiables que apuntan a un deterioro en su bienestar. Con un tono que oscilaba entre la preocupación y la resignación, le deseó una pronta recuperación, instándola a encontrar consuelo en su esposo, Marco Chacón, en la fe y en el recuerdo de su hijo, Julián Figueroa. Sus palabras, "Me dijeron que estaba en el bosque", abren un abanico de interpretaciones sobre el estado emocional de la actriz costarricense. ¿Se refiere a un retiro espiritual? ¿A un estado de profunda tristeza y aislamiento?

La joven viuda recordó con nostalgia el cariño que alguna vez sintió por Maribel, a quien incluso llamaba "tía". Sin embargo, no dudó en calificar la decisión de iniciar una batalla legal por la custodia de Julián como "innecesaria" y una "mala decisión". A pesar del dolor causado, Imelda aseguró haber perdonado a su ex suegra, enfatizando que su prioridad es el bienestar de todos y que, en última instancia, "ya no le importa" la vida de Maribel. Esta declaración, cargada de una aparente contradicción entre el perdón y la indiferencia, deja entrever la complejidad de las emociones que la embargan.

La tensión subyacente en la relación entre ambas mujeres quedó expuesta al revelar que la comunicación entre ellas es prácticamente nula, siguiendo las recomendaciones de sus respectivos abogados. Este distanciamiento forzado, sumado a la batalla legal en curso, pinta un panorama sombrío para la familia, aún conmocionada por la trágica pérdida de Julián Figueroa.

Imelda Garza Tuñón concluyó su intervención con un mensaje directo a Maribel Guardia: que siga adelante con su vida. Un mensaje que, dependiendo de la perspectiva, puede interpretarse como un gesto de paz o como una fría despedida. En cualquier caso, la incertidumbre sobre el futuro de la familia y la resolución del conflicto legal por la custodia del pequeño Julián continúa. El tiempo dirá si las palabras de Imelda son un paso hacia la reconciliación o la confirmación de una ruptura irreparable. ¿Será posible que ambas mujeres encuentren la paz y la tranquilidad que tanto anhelan? ¿Podrá el pequeño Julián crecer rodeado del amor de ambas familias, a pesar de las diferencias? Estas son las preguntas que quedan en el aire tras las impactantes declaraciones de Imelda Garza Tuñón.