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30 de junio de 2025 a las 09:30

Descubre el poder del hormigón

Millones de mujeres en España se encuentran atrapadas bajo una "losa de hormigón", una metáfora que describe con crudeza la abrumadora realidad de la desigualdad en el reparto de las tareas domésticas y la crianza. No se trata de un simple "suelo pegajoso", como se ha denominado tradicionalmente a esta doble jornada laboral, sino de un peso insoportable que aplasta las aspiraciones y el bienestar de las mujeres. Imaginen cargar, día tras día, con el 69% de las responsabilidades del hogar y la crianza, mientras la pareja disfruta de una mayor libertad. Este desequilibrio, tan arraigado en nuestra sociedad, no solo genera agotamiento físico y mental, sino que también limita las oportunidades profesionales de las mujeres, frenando su desarrollo y perpetuando la brecha de género.

Laura Sagnier, experta en desigualdades, señala con acierto que el principal obstáculo para muchas mujeres no se encuentra en el entorno laboral, sino en la intimidad de sus hogares. La desigualdad se cuela entre las paredes domésticas, convirtiéndose en una barrera invisible que impide el pleno desarrollo personal y profesional de las mujeres. No se trata solo de la cantidad de horas dedicadas a las tareas del hogar, sino también de la carga mental que implica la planificación, la organización y la gestión de la vida familiar. Una carga que, en la mayoría de los casos, recae de forma desproporcionada sobre las mujeres.

La solución, según Sagnier, no es un parche, sino una transformación profunda de los patrones de conducta. Es necesario sensibilizar a las parejas, tanto a las que recién comienzan su convivencia como a las que llevan años juntas, sobre la importancia de un reparto equitativo del tiempo y las responsabilidades. No hablamos de una simple ayuda puntual, sino de una corresponsabilidad real y efectiva en todas las esferas de la vida familiar: las tareas domésticas, la crianza, el cuidado de personas dependientes y, por supuesto, el trabajo remunerado.

Las consecuencias de este cambio de paradigma serían inmensamente positivas. En primer lugar, mejoraría la salud física y mental de las mujeres, al liberarse de la "losa de hormigón" y disponer de más tiempo para el ocio y el autocuidado. El estrés disminuiría, el estado de ánimo mejoraría y se abrirían nuevas posibilidades para el desarrollo personal. Además, se fortalecería el vínculo de pareja, al establecerse una relación basada en la igualdad y el respeto mutuo. La conexión sexoafectiva también se vería beneficiada, al eliminarse la tensión y el resentimiento que genera la desigualdad.

La relación entre madres e hijos también se vería transformada. Una madre menos agotada, con más energía y tiempo para disfrutar de sus hijos, podría establecer una conexión más profunda y significativa. Por otro lado, la mayor implicación de los padres en la crianza fortalecería el vínculo paterno-filial, permitiendo a los hijos disfrutar de la presencia y el apoyo de ambos progenitores.

Por último, pero no menos importante, la igualdad en el hogar tendría un impacto positivo en la economía familiar. Las mujeres, al no verse obligadas a abandonar el mercado laboral para asumir la carga familiar, podrían desarrollar sus carreras profesionales y contribuir al bienestar económico de la familia.

Para lograr este cambio, es crucial romper con las "normas invisibles" que perpetúan la desigualdad desde la infancia. Debemos dejar de asociar a las niñas con roles de cuidado, emociones y estética, y a los niños con fuerza, liderazgo y tecnología. Educar en igualdad, desde la temprana edad, es la clave para construir una sociedad más justa y equitativa, donde la "losa de hormigón" se convierta en un recuerdo del pasado. El futuro de la igualdad está en nuestras manos, en la capacidad de romper con los estereotipos y construir relaciones basadas en el respeto y la corresponsabilidad.

Fuente: El Heraldo de México