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29 de junio de 2025 a las 19:20

La enfermera antivacunas y la tragedia familiar

La trágica historia de Paloma Shemirani ha conmocionado al Reino Unido y reavivado el debate sobre la desinformación médica y sus devastadoras consecuencias. La joven de 23 años, víctima de un linfoma de Hodgkin, un cáncer con altas probabilidades de remisión con tratamiento, rechazó la quimioterapia, una decisión que sus hermanos atribuyen directamente a la influencia de su madre, Kate Shemirani.

Kate, ex enfermera, alcanzó notoriedad por sus posturas antivacunas y teorías conspirativas, llegando a comparar las medidas de cuarentena durante la pandemia con el Holocausto y acusando al personal sanitario de formar “escuadrones de la muerte”. Estas declaraciones incendiarias le costaron su licencia profesional en 2021, un hecho que, lejos de moderar su discurso, parece haberlo radicalizado.

Ahora, la familia Shemirani se enfrenta a una tragedia irreparable. Gabriel y Sebastián, hermanos de Paloma, han roto su silencio para denunciar públicamente la responsabilidad de su madre en la muerte de la joven. En una desgarradora entrevista con la BBC, Sebastián declaró que su hermana falleció como "consecuencia directa de las acciones y creencias" de su madre, un testimonio que busca prevenir que otras familias sufran el mismo destino.

La decisión de Paloma de rechazar la quimioterapia, un tratamiento con un alto índice de éxito en casos de linfoma de Hodgkin, habría sido influenciada por las teorías antimedicina propagadas por Kate. Según algunos informes, la madre habría recomendado a su hija un tratamiento alternativo, la dieta Gerson, un régimen vegetariano sin base científica que se promueve como cura para el cáncer. Sin embargo, esta información no ha sido confirmada.

Mientras tanto, Kate Shemirani y su ex marido, Faramarz Shemirani, han respondido a las acusaciones a través de un comunicado a la BBC, alegando poseer pruebas que demostrarían que la muerte de Paloma fue resultado de “intervenciones médicas realizadas sin diagnóstico confirmado ni consentimiento legal”, culpando al Servicio Nacional de Salud (NHS). La BBC ha aclarado que no ha tenido acceso a dichas pruebas, por lo que su veracidad no puede ser confirmada.

Este caso abre interrogantes cruciales sobre el impacto de la desinformación en la salud pública y la responsabilidad de las figuras públicas que la promueven. La historia de Paloma es un trágico recordatorio de la importancia del pensamiento crítico, la consulta con profesionales de la salud cualificados y la necesidad de combatir la propagación de información falsa, especialmente en temas tan sensibles como la salud.

La controversia generada por las declaraciones de Kate Shemirani y la posterior tragedia familiar han puesto el foco en la necesidad de regular la difusión de información falsa en redes sociales y otros medios. El caso plantea la difícil cuestión de cómo equilibrar la libertad de expresión con la protección de la salud pública, un debate que sin duda continuará en los próximos meses.

El impacto emocional en los hermanos de Paloma es innegable. Perder a un ser querido a una edad tan temprana es devastador, pero la carga emocional se intensifica al saber que la muerte podría haber sido evitada. El coraje de Gabriel y Sebastián al hablar públicamente sobre su experiencia es un testimonio de su deseo de honrar la memoria de su hermana y prevenir futuras tragedias.

La historia de Paloma Shemirani es un llamado a la reflexión. Es una tragedia que nos obliga a cuestionar nuestras fuentes de información, a buscar la verdad basada en la evidencia científica y a responsabilizarnos por las consecuencias de nuestras palabras y acciones.

Fuente: El Heraldo de México