Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Salud

29 de junio de 2025 a las 17:50

Hermana ciega descubre tragedia familiar

La tragedia que ha conmovido a San Cristóbal nos obliga a reflexionar sobre la fragilidad de la red de apoyo social y la invisibilidad que sufren muchos de nuestros vecinos. La historia de Belkis, una mujer con discapacidad visual que convivió con el cadáver de su hermano durante días sin percatarse de su fallecimiento, es un puñal en el corazón de la comunidad. No podemos simplemente pasar página y olvidar. Debemos ahondar en las circunstancias que llevaron a esta situación límite, desentrañar las fallas del sistema y exigir respuestas a las autoridades.

El testimonio de los vecinos, quienes alertaron a las autoridades por el insoportable olor proveniente de la vivienda, dibuja un panorama desolador. Hablan de una pareja de hermanos, Belkis y Nelson Climes Oviedo, que vivían en una situación de precariedad constante, dependientes de la caridad de sus vecinos para subsistir. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, en una comunidad, dos personas caigan en un abismo de abandono tan profundo? ¿Dónde estaban las instituciones, los programas sociales, la ayuda que les correspondía por derecho?

Los vecinos, conmovidos y angustiados, relatan cómo, desde hace años, proporcionaban alimentos y ayuda básica a Belkis y Nelson. Su solidaridad, aunque loable, no pudo suplir la ausencia de un apoyo estatal consistente y efectivo. Aseguran haber tocado las puertas de las autoridades locales en repetidas ocasiones, solicitando asistencia social para los hermanos, pero sus peticiones se perdieron en el laberinto burocrático, en la indiferencia, en la inacción. ¿Cuántas veces más tendremos que escuchar historias como esta? ¿Cuántas veces más la solidaridad vecinal tendrá que sustituir la responsabilidad del Estado?

La imagen de Belkis, encontrada en un estado de abandono notorio, con signos de descuido físico y emocional, es una bofetada a nuestra conciencia colectiva. La precariedad en la que vivían, agudizada por la discapacidad visual de Belkis, los convirtió en invisibles para el sistema. Su tragedia, silenciada durante días por las paredes de su humilde vivienda, clama ahora por justicia, por respuestas, por un cambio profundo.

La investigación en curso debe esclarecer no solo las causas de la muerte de Nelson, sino también las circunstancias que llevaron a esta situación de desamparo. Es imperativo que se realice una auditoría social, que se revisen los protocolos de atención a personas vulnerables y que se implementen medidas efectivas para prevenir que tragedias como esta se repitan.

El futuro de Belkis es incierto. Mientras recibe atención médica, la comunidad espera con ansias noticias sobre su destino. ¿Quedará bajo la custodia de alguna institución? ¿Algún familiar, quizás en el extranjero, vendrá a hacerse cargo de ella? La incertidumbre agrava el dolor y la indignación. No podemos permitir que Belkis, tras la tragedia que ha vivido, vuelva a caer en el olvido. Debemos exigir a las autoridades que garanticen su bienestar, que le brinden la protección y el apoyo que necesita para reconstruir su vida.

Este caso no puede quedar impune. No podemos simplemente lamentarnos y seguir adelante. Debemos convertir nuestra indignación en acción, en exigencia de un sistema social más justo, más inclusivo, más humano. Un sistema que no deje a nadie atrás, que vea y atienda a los más vulnerables, que garantice una vida digna para todos. El caso de Belkis y Nelson es un llamado a la reflexión, a la acción, a la solidaridad. No podemos, no debemos, permanecer indiferentes.

Fuente: El Heraldo de México