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29 de junio de 2025 a las 21:50

Distanciamiento familiar: ¿Qué pasó entre Geraldine y su madre?

La inesperada confesión de Rosalba Ortiz, madre de Geraldine Bazán, ha cimbrado al mundo del espectáculo. Un silencio de meses, un vacío en la graduación de su nieta, y ahora, las palabras que confirman lo que muchos sospechaban: la relación entre madre e hija pende de un hilo. No se habla de una pelea, sino de una ruptura, una distancia que duele y que ha dejado a la señora Rosalba con un profundo pesar. Tres meses sin ver a su hija, tres meses sin el abrazo cálido y la compañía que siempre compartieron.

La raíz del conflicto, según lo relatado por la señora Ortiz en una sincera entrevista para Venga la Alegría, reside en la exposición mediática de la vida privada de Geraldine. La actriz, cansada de ver su intimidad ventilada, le pidió a su madre discreción, un pedido que, al parecer, no se cumplió a cabalidad. Rosalba asegura que solo reafirmaba lo que su hija ya había declarado públicamente, sin embargo, para Geraldine, ese eco mediático resultaba incómodo y traspasaba los límites de su privacidad.

"No he revelado nada que ella no haya dicho antes", insiste la señora Rosalba, con la voz teñida de tristeza e incomprensión. Se percibe en sus palabras la angustia de una madre que busca comprender las razones del distanciamiento, que intenta justificar sus acciones sin querer herir aún más a su hija. "Siempre la he apoyado, en su carrera, en su vida…", recuerda con nostalgia, evocando años de complicidad y apoyo incondicional.

Pero la presión mediática es una bestia insaciable, y la señora Rosalba confiesa que a veces le resulta difícil navegar entre las preguntas incisivas de la prensa y el respeto a los acuerdos con su hija. "Me piden que hable, me preguntan cosas que…", deja la frase en el aire, insinuando la complejidad de su situación. Incluso la convivencia con sus nietas, un bálsamo en medio de la tormenta, estaba sujeta a restricciones: Geraldine le pedía que no compartiera fotos de las pequeñas, una petición que Rosalba, a pesar de su deseo de mostrar al mundo el amor por sus nietas, acató con resignación.

Y en medio de este panorama familiar, surge el recuerdo del escándalo que marcó un antes y un después en la vida de Geraldine: la supuesta infidelidad de Gabriel Soto. Rosalba confiesa que la noticia la tomó por sorpresa, que desconocía por completo los problemas que aquejaban el matrimonio de su hija. Fue entonces, impulsada por el instinto protector de una madre, que comenzó a dar declaraciones a la prensa, buscando defender a su hija del ojo público y de las especulaciones.

Ahora, con la distancia impuesta por Geraldine, la señora Rosalba se encuentra en una encrucijada. El deseo de reconciliarse con su hija, de recuperar la cercanía perdida, se enfrenta a la dificultad de manejar la atención mediática y respetar la privacidad de Geraldine. Un dilema que la deja en una posición vulnerable, esperando pacientemente a que el tiempo y el amor sanen las heridas y permitan reconstruir el vínculo que las une.

Fuente: El Heraldo de México