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29 de junio de 2025 a las 23:20

Canelo apoya a migrantes, ignora a Elon

La tensión se palpaba en el aire. La sala de prensa, abarrotada de periodistas, esperaba ansiosa las palabras de Canelo Álvarez, previo a su esperada pelea contra Crawford. Pero la atención se desvió del combate cuando surgió el tema de un posible patrocinio por parte de una de las empresas de Elon Musk. Un silencio expectante inundó la sala. Canelo, con la serenidad que lo caracteriza, tomó el micrófono. No iba a hablar del empresario ni de la marca, dejó claro. Su lealtad a sus compatriotas, a esos mexicanos que, como él, buscan un futuro en Estados Unidos, estaba por encima de cualquier oferta millonaria.

El rumor de una propuesta de 10 millones de dólares, rechazada por el boxeador, resonaba en los oídos de los presentes. Un periodista, buscando la confirmación, formuló la pregunta. Pero Canelo, cortante pero respetuoso, lo interrumpió. “No toca hablar de eso. Toca hablar de la pelea”, sentenció. Su enfoque estaba en el cuadrilátero, en el combate que se avecinaba. Sin embargo, sus palabras resonaron con fuerza, cargadas de un significado que trascendía el ámbito deportivo. “Siempre apoyaré a mi gente”, añadió, ganándose el aplauso y la admiración de muchos. En un mundo donde el dinero a menudo silencia las convicciones, la postura de Canelo era un acto de valentía. Su rechazo a la opulencia, en solidaridad con quienes sufren las consecuencias de las políticas migratorias, lo convertía en algo más que un campeón del boxeo: en un campeón del pueblo.

La conferencia de prensa continuó, pero la declaración de Canelo seguía presente. Su gesto resonaba en las redes sociales, donde los hashtags #caneloalvarez, #integridad y #orgullomexicano se convertían en tendencia. No se trataba solo de boxeo; se trataba de principios, de humanidad, de la defensa de los derechos de los migrantes.

Más allá del ruido mediático, en una entrevista concedida a LA Times, Canelo profundizó en el tema. Con la misma franqueza que lo caracteriza, se dirigió a aquellos que, como él, habían cruzado la frontera en busca de un sueño. Reconoció el miedo, la incertidumbre, la dificultad de vivir al margen de la ley. Los invitó a reflexionar, a cuestionarse si valía la pena el sacrificio, el constante temor a la deportación. “Lo primero que tienes que hacer es estar en paz, estar tranquilo, donde quiera que estés”, aconsejó, con la sabiduría que otorga la experiencia.

Canelo comprendía la complejidad de la situación. Sabía que la decisión de emigrar no era fácil, que muchos huían de la pobreza, de la violencia, de la falta de oportunidades en sus países de origen. Su mensaje, sin embargo, era un llamado a la reflexión, a la búsqueda de la tranquilidad, a la priorización del bienestar familiar. En un contexto de creciente hostilidad hacia los migrantes, las palabras de Canelo eran un bálsamo, un recordatorio de que la esperanza y la solidaridad aún existen. Su voz, amplificada por la fama y el respeto que se ha ganado dentro y fuera del ring, se convertía en un símbolo de resistencia, en un grito de apoyo para aquellos que luchan por un futuro mejor. Su legado, sin duda, trascenderá el ámbito deportivo, consolidándose como un ejemplo de integridad y compromiso social.

Fuente: El Heraldo de México