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29 de junio de 2025 a las 20:05

Abuela de 104 años, víctima de pelea familiar

La tranquilidad de un barrio tucumano se vio abruptamente interrumpida por un estallido de violencia que culminó en una tragedia inimaginable. Una discusión doméstica, aparentemente común, escaló a niveles inauditos, dejando como saldo la vida de una anciana de 104 años y una familia destrozada. El eco de los gritos y los golpes resonó en los oídos de los vecinos, quienes, presintiendo la gravedad de la situación, alertaron a las autoridades. La rápida respuesta policial, sin embargo, no pudo evitar el fatal desenlace.

Rosa Andrada, de 104 años, se convirtió en la víctima silenciosa de una furia descontrolada. Según los informes policiales, la anciana intervino en una discusión entre su hija, Estela Medina, y su yerno, Hugo Zelaya. Lo que comenzó como una disputa verbal se transformó en una agresión física, y Rosa, en un intento por proteger a su hija, se convirtió en el blanco de la ira de Zelaya. La imagen de la anciana, vulnerable y frágil, siendo atacada con su propio bastón, conmociona e indigna a la comunidad.

El parte policial detalla la brutalidad del ataque. Zelaya, presa de una ira incontenible, no solo propinó golpes a su suegra, sino que utilizó el bastón que la ayudaba a caminar como un arma contra ella. Los golpes, certeros y violentos, terminaron con la vida de Rosa, quien falleció en el lugar de los hechos. Mientras tanto, Estela Medina, también víctima de la agresión de su esposo, logró escapar de la casa y refugiarse con la ayuda de un vecino. Su testimonio será clave para esclarecer los hechos y determinar las responsabilidades en este terrible suceso.

La noticia ha conmocionado a la sociedad tucumana, que se pregunta cómo se pudo llegar a semejante extremo de violencia. La avanzada edad de la víctima, la relación familiar entre el agresor y la fallecida, y la brutalidad del ataque hacen de este caso un ejemplo paradigmático de la violencia doméstica y sus devastadoras consecuencias. Se abre ahora un proceso judicial en el que se buscará determinar las responsabilidades y aplicar la justicia.

Más allá del proceso legal, este caso nos interpela como sociedad. Nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la atención a las víctimas de violencia doméstica. Nos recuerda la necesidad de crear redes de apoyo y contención para las familias que atraviesan situaciones de conflicto. Y, sobre todo, nos exige un compromiso colectivo para erradicar la violencia en todas sus formas. El recuerdo de Rosa Andrada debe servir como un llamado a la acción, para que ninguna otra vida se pierda en manos de la violencia. La justicia, sin duda, deberá cumplir su rol. Pero como sociedad, tenemos la responsabilidad de construir un futuro donde la violencia no tenga cabida.

Las autoridades han confirmado que Zelaya se encuentra detenido, imputado por el delito de homicidio agravado por el vínculo y por el intento de homicidio de su esposa. Estela Medina, por su parte, se recupera de las lesiones sufridas y recibe asistencia psicológica para afrontar el trauma vivido. La comunidad tucumana se mantiene expectante ante el desarrollo del proceso judicial, esperando que se haga justicia por Rosa Andrada y que este trágico suceso sirva para impulsar políticas públicas que protejan a las mujeres y a las personas mayores de la violencia.

Fuente: El Heraldo de México