
28 de junio de 2025 a las 09:10
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La maquinaria legislativa del partido gobernante se prepara para una nueva embestida: la reforma electoral. A escasas semanas del desenlace en la elección del Poder Judicial, el sistema electoral mexicano se enfrenta a una posible transformación radical. La presidenta Sheinbaum ha anunciado el envío de esta reforma, que, si bien no impactará en las elecciones intermedias de 2027, se prevé que sí lo hará en las de 2030. El objetivo central de esta reforma se percibe como una estrategia de hiperconcentración del poder en manos del partido oficialista, una jugada que podría poner en jaque a sus aliados y, consecuentemente, a la coalición que la catapultó a la presidencia.
Resulta paradigmático cómo en 2024, amparándose en una interpretación, a todas luces tendenciosa, de la Constitución, la coalición gobernante logró hacerse con la mayoría en la Cámara de Diputados, sorteando el límite del 8% de sobrerrepresentación. El argumento esgrimido fue que el texto constitucional se refería a partidos políticos, no a coaliciones. Esta maniobra le otorgó al Ejecutivo la vía libre para retomar el conjunto de reformas previamente frenadas, entre ellas, la reforma electoral.
La propuesta de reforma, originada en el movimiento obradorista y que servirá de base para la que se presentará próximamente ante las cámaras, contempla la creación del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), reemplazando al actual Instituto Nacional Electoral (INE). Además, busca unificar las autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales, así como la eliminación de los Organismos Públicos Locales (OPLEs) y los tribunales electorales estatales. El argumento central para justificar estos cambios es el gasto: para 2025, el financiamiento del INE, los partidos políticos y el Tribunal Electoral Federal superará los 30 mil millones de pesos, un aumento del 25% en comparación con 2018.
Otro aspecto crucial de la reforma es la representación plurinominal. Se plantea una modificación hacia un sistema de minorías. Si bien a primera vista podría parecer una propuesta positiva, la eliminación de los representantes por lista cerrada conlleva la desaparición de la posibilidad de construir cámaras plurales, concentrando aún más poder en quien ya lo ostenta.
Si bien es previsible la resistencia por parte de la oposición, el verdadero conflicto podría gestarse dentro del propio oficialismo, cuya mayoría se sustenta en una coalición, no en la unidad de un solo partido. Un ejemplo claro de esto son las recientes elecciones en Veracruz, donde el PT, compitiendo de forma independiente, obtuvo 28 municipios, mientras que Morena solo 11. Esto demuestra que, si bien Morena posee una fuerza considerable, necesita de sus aliados para alcanzar mayorías absolutas.
En el ámbito electoral, la reforma se interpreta como una advertencia disciplinaria: una exigencia de unidad partidista, la integración de simpatizantes y estructuras al oficialismo, y la intención de que, esta vez, sin interpretaciones constitucionales ambiguas, el 8% de sobrerrepresentación se aplique de manera estricta. La mayoría ya no se construiría a través de una coalición, sino a través de un solo partido.
La apuesta fundamental es cerrar filas, marginar a la oposición y controlar, en todos los sentidos, las esferas del poder nacional. La estrategia ha dado resultados: los tres poderes se encuentran bajo control. Ahora, el objetivo es crear un aparato democrático que legitime ese poder. La incógnita reside en si los partidos satélite estarán dispuestos a ceder ante Morena.
Es crucial analizar esta reforma electoral en el contexto de las acciones del gobierno federal. No se trata de una reforma aislada, sino de una pieza dentro de un plan meticuloso y calculado que, en conjunto con otras reformas, busca perpetuar el poder a cualquier costo, incluso a costa de la democracia que tanto se proclama. El objetivo no es fortalecer la democracia, sino imponer una visión sesgada y conveniente de la misma. El futuro del sistema electoral mexicano, y por ende, de la democracia misma, se encuentra en un momento crítico.
Fuente: El Heraldo de México