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28 de junio de 2025 a las 05:55

Volador de Papantla lucha por su vida tras caída

La caída de los voladores en El Águila, Tihuatlán, ha conmocionado a Veracruz y al país entero. Imágenes impactantes del ritual, que se convirtió en tragedia, circulan en redes sociales mostrando el preciso instante en que el ancestral palo ceremonial se quiebra, precipitando a los cinco danzantes desde una altura de diez metros. La escena, que transcurría con la solemnidad habitual frente a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, se transformó en un escenario de angustia y desesperación. Decenas de testigos presenciaron el aterrador momento en que los voladores, en pleno descenso, se vieron repentinamente privados del soporte que los unía al cielo, cayendo estrepitosamente sobre la tierra.

Este ritual, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es un símbolo de la profunda conexión del pueblo totonaca con sus raíces y la naturaleza. La ceremonia, usualmente llena de color, música y misticismo, se vio empañada por la sombra de la tragedia. La noticia se propagó rápidamente por la región de la Huasteca, generando una ola de preocupación y solidaridad. La Gobernadora Rocío Nahle García, a través de sus redes sociales, confirmó la gravedad de los hechos e informó sobre el estado de salud de los danzantes. Cuatro de ellos, afortunadamente, presentan fracturas y golpes, pero se encuentran estables recibiendo atención médica en un hospital de Poza Rica. Sin embargo, la angustia se centra en el quinto volador, quien, con lesiones de mayor consideración, fue trasladado de urgencia a un hospital en el puerto de Veracruz para recibir atención especializada.

La fragilidad del palo ceremonial, que se partió en cuatro pedazos, es el foco de las primeras investigaciones. Se presume que su estado, posiblemente deteriorado, no pudo soportar la tensión del ritual. Este hecho pone en relieve la importancia del mantenimiento y la revisión constante de las estructuras utilizadas en estas ceremonias, para garantizar la seguridad tanto de los participantes como de los espectadores.

El silencio de las autoridades de Papantla y Tihuatlán aumenta la incertidumbre. La comunidad espera un pronunciamiento oficial que esclarezca las causas del accidente y las medidas que se tomarán para prevenir futuras tragedias. Más allá de las investigaciones, este lamentable suceso nos invita a reflexionar sobre la preservación de nuestras tradiciones y la importancia de conjugar el respeto por la cultura ancestral con la seguridad de quienes la mantienen viva. La danza de los Voladores de Papantla, un símbolo de la identidad totonaca, se enfrenta ahora a un desafío: sanar las heridas de esta tragedia y fortalecerse para seguir volando alto, llevando consigo la historia y la espiritualidad de un pueblo milenario.

Mientras tanto, la comunidad se mantiene en vilo, esperando la pronta recuperación de los danzantes y confiando en que este doloroso episodio sirva para reforzar los protocolos de seguridad y garantizar que la tradición de los Voladores de Papantla continúe engrandeciendo el patrimonio cultural de México. El futuro de esta danza, declarada Patrimonio de la Humanidad, depende de la capacidad de aprender de este accidente y de tomar las medidas necesarias para que la magia del ritual no vuelva a verse opacada por la tragedia. La esperanza se centra en que, tras este oscuro episodio, los voladores puedan volver a surcar el cielo, portando con orgullo el legado de sus ancestros.

Fuente: El Heraldo de México