
29 de junio de 2025 a las 02:50
Tragedia familiar: Niño dispara a su hermano por accidente
La tranquilidad de una mañana soleada en el Barrio Progreso, Guaymallén, se vio abruptamente interrumpida por un estruendo que resonó en cada rincón. Una madre, con el corazón latiéndole con fuerza contra el pecho, corrió hacia el patio trasero de su casa, un lugar que hasta ese momento solo había albergado juegos infantiles y risas. La escena que encontró la dejó petrificada: su hijo mayor, de tan solo 14 años, yacía en el suelo, una herida de bala en el cuello pintando un cuadro de terror. Las palabras del adolescente, débiles y entrecortadas por el dolor, resonaron en sus oídos como un eco macabro: "Estábamos jugando con un arma…". Una confesión que abría una caja de Pandora llena de preguntas sin respuesta.
Un arma en manos de niños. ¿Cómo llegó allí? ¿De dónde provino? El relato del joven herido señalaba a un compañero de escuela como la fuente, un dato que enciende las alarmas sobre la circulación de armas entre menores y la necesidad urgente de abordar esta problemática con seriedad. El juego inocente se transformó en una tragedia que puso en peligro la vida de un adolescente. El menor, de 10 años, implicado en el incidente, también carga con el peso de lo ocurrido, una experiencia traumática que sin duda marcará su infancia para siempre.
La angustia y la desesperación se apoderaron de la familia mientras la ambulancia se abría paso hacia el Hospital Pediátrico Humberto Notti. El estado crítico del joven herido, con lesiones en la tráquea y la columna vertebral, requirió una intervención quirúrgica inmediata. La incertidumbre se cernía sobre la sala de espera, donde cada minuto se estiraba como una eternidad. El pronóstico reservado dejaba en vilo a familiares, amigos y a toda una comunidad conmocionada por la tragedia. Mientras tanto, el hermano menor, testigo directo del accidente, recibía atención médica, tratando de procesar la magnitud del evento que lo había convertido, sin quererlo, en protagonista de una pesadilla.
La investigación policial, iniciada en el mismo domicilio, a más de seis kilómetros del centro de Guaymallén, se enfrentó a un misterio inicial: el arma no aparecía. La búsqueda minuciosa en la casa y sus alrededores no arrojó resultados, aumentando la intriga y las especulaciones. Sin embargo, horas más tarde, un giro inesperado daría un nuevo rumbo al caso. La abuela de los menores, con el rostro marcado por la angustia, se presentó en el hospital con una pistola calibre .22 sin municiones. Su confesión dejó atónitos a los presentes: era el arma con la que los niños habían estado jugando y, presa del pánico, el menor la había arrojado a un descampado cercano.
La aparición del arma, una Ataque calibre .22 sin registro ni antecedentes en los archivos oficiales, abrió un nuevo capítulo en la investigación a cargo de la Oficina Fiscal N°1 de Guaymallén. ¿Cómo llegó esta arma a manos de la abuela? ¿Conocía los riesgos de tenerla al alcance de los niños? Las preguntas se multiplican, mientras la comunidad mendocina exige respuestas y justicia. Este caso pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de reforzar los controles sobre la tenencia y portación de armas, así como la importancia de educar a la población, especialmente a los más jóvenes, sobre los peligros que conlleva su manipulación. El Barrio Progreso, conmocionado, espera que la justicia esclarezca los hechos y que esta tragedia sirva como un llamado de atención para prevenir futuras desgracias.
Fuente: El Heraldo de México