La tragedia se tiñó de fiesta. Un contraste brutal que heló la sangre a los presentes en un resort de Sanigwan, en la comisaría de Chakeri, India. Un joven de tan solo 24 años, Shikhar Singh, perdió la vida en una alberca mientras la música resonaba a todo volumen y la fiesta seguía su curso ajena al drama que se desarrollaba bajo la superficie del agua. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad y viralizadas en redes sociales como Twitter e Instagram, muestran la crudeza del momento: Shikhar pierde el equilibrio y cae al agua. Nadie parece percatarse de la situación. La música, ensordecedora, ahoga cualquier grito de auxilio. Minutos que se convierten en una eternidad. La fiesta continúa, ajena a la tragedia que se consuma en silencio. El cuerpo de Shikhar, inerte, flota a la superficie. La música cesa. La fiesta se congela. El pánico se apodera de los asistentes. La alegría da paso al horror. Del bullicio a un silencio sepulcral, solo interrumpido por los gritos de quienes descubren el cuerpo sin vida del joven.

Lo que debía ser una noche de diversión se transforma en una pesadilla. El traslado al hospital Kanshi Ram se convierte en una carrera contrarreloj. Una lucha desesperada por una vida que ya se ha escapado. Los médicos confirman lo inevitable: Shikhar Singh ha fallecido. La noticia cae como una losa sobre la familia y amigos del joven oficinista. El inspector Santosh Shukla, de la comisaría de Chakeri, informa que la familia no ha presentado cargos contra nadie. La investigación continúa, buscando respuestas en medio de la confusión y el dolor.

Quedan muchas preguntas sin respuesta. ¿Cómo pudo pasar desapercibida la caída de Shikhar? ¿Por qué nadie escuchó sus gritos? ¿Cuánto tiempo permaneció bajo el agua? ¿Se separó de sus amigos? La falta de información alimenta la especulación y el debate en redes sociales. Algunos apuntan a la negligencia del personal del resort. Otros, a la responsabilidad de los asistentes por no percatarse de la situación. Lo cierto es que una joven vida se ha apagado en circunstancias trágicas, dejando una profunda huella de dolor y consternación.

Este lamentable suceso nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la seguridad en espacios públicos y la necesidad de estar atentos a quienes nos rodean, especialmente en entornos festivos donde la música y el alcohol pueden disminuir nuestra capacidad de percepción. La tragedia de Shikhar Singh es un recordatorio doloroso de que la diversión nunca debe estar por encima de la seguridad y el bienestar de las personas. Una llamada de atención para que tragedias como esta no se repitan. Un joven con toda una vida por delante, arrebatado en un instante. Una fiesta convertida en luto. Una lección que nunca debemos olvidar.