La tranquilidad de la Costa Chica guerrerense se vio brutalmente interrumpida esta tarde. La carretera federal Acapulco-Pinotepa Nacional, a la altura de San José Las Palmas, en el municipio de Cuautepec, se convirtió en escenario de una tragedia que ha conmocionado a la región: el subsecretario de seguridad de Igualapa, Eulalio García Mosso, y tres efectivos policiales fueron asesinados a sangre fría en una emboscada.

Las primeras informaciones apuntan a un ataque perpetrado con armas de grueso calibre, tras una persecución que culminó con el acribillamiento de los agentes. Imaginen la escena: una camioneta oficial, blanca, con los logotipos del Ayuntamiento de Igualapa y el lema "Gobierno del cambio", acribillada a balazos. En su interior, los cuerpos sin vida del subsecretario y un policía; en la batea, dos agentes más, también víctimas de la brutal agresión. El impacto de las balas, la frialdad del metal contra la carne, el silencio posterior al estruendo… una imagen que quedará grabada en la memoria colectiva de la región.

Según testigos, los agresores se desplazaban en tres camionetas y una motocicleta, lo que sugiere una operación planificada y ejecutada con una violencia desmedida. La saña del ataque plantea interrogantes inquietantes: ¿quiénes son los responsables? ¿Cuáles son los motivos que se esconden tras esta masacre? ¿Se trata de un ajuste de cuentas, una demostración de fuerza o un acto de intimidación dirigido al gobierno local?

Inicialmente, corrió el rumor de un atentado contra el presidente municipal de Igualapa. Sin embargo, el Gobierno del Estado se apresuró a desmentir esta versión, confirmando que el edil se encontraba en otra localidad, entregando despensas a damnificados del huracán Erick. No obstante, se ha confirmado que las víctimas formaban parte del equipo de seguridad que habitualmente escoltaba al alcalde, perteneciente al Partido del Bienestar (PBG). Este detalle añade una nueva capa de complejidad al caso, abriendo la posibilidad de que el objetivo real del ataque fuera el propio alcalde.

Las autoridades, en un escueto comunicado, han informado que la Fiscalía General del Estado, en colaboración con la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y la Secretaría de Marina (SEMAR), han tomado el control de la zona y se encuentran realizando las investigaciones pertinentes. La esperanza reside en que estas investigaciones arrojen luz sobre lo sucedido y permitan llevar a los responsables ante la justicia. Es crucial que se esclarezcan los hechos y se garantice la seguridad de la población, que observa con temor el creciente clima de violencia que azota la región.

Este trágico suceso nos recuerda el asesinato del jefe de escoltas del alcalde, Pablo “N”, ocurrido el pasado 12 de junio en La Libertad, localidad de origen del edil. ¿Existe alguna conexión entre ambos crímenes? ¿Se trata de una escalada de violencia dirigida contra el gobierno municipal? Estas son preguntas que las autoridades deberán responder para tranquilizar a una población que exige justicia y seguridad. El futuro de Igualapa, y de la Costa Chica en general, depende de la capacidad del Estado para garantizar el imperio de la ley y proteger a sus ciudadanos. La sombra de la violencia se cierne sobre la región, y es imperativo actuar con contundencia para evitar que la tragedia se repita.