
28 de junio de 2025 a las 05:05
Diabetes: Emergencia en CDMX
La diabetes se ha convertido en una sombra ominosa que acecha la salud de México. Las palabras de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, "México vive una situación gravísima, es increíble la cantidad de diabetes", resuenan como una alarma que nos obliga a confrontar la realidad de esta enfermedad silenciosa pero devastadora. No se trata simplemente de cifras alarmantes, sino de vidas humanas que se ven afectadas, de familias que sufren las consecuencias. La diabetes no discrimina, toca las puertas de ricos y pobres, jóvenes y ancianos, y su impacto se extiende mucho más allá del individuo, afectando el tejido social y económico del país.
La imagen que pinta la presidenta es desoladora: hospitales desbordados, incapaces de contener la marea creciente de pacientes con diabetes. La amputación, la ceguera, la insuficiencia renal… son complicaciones que se convierten en una condena para quienes no reciben la atención oportuna. Y es que la diabetes, muchas veces, se manifiesta sigilosamente, avanzando sin ser detectada hasta que el daño es irreversible.
La pregunta que surge, casi de manera inevitable, es ¿por qué? ¿Por qué México se enfrenta a esta crisis de salud pública? La presidenta Sheinbaum apunta a dos factores clave: la falta de acceso oportuno a servicios médicos y los hábitos alimenticios. Muchos mexicanos, especialmente en zonas marginadas, no tienen la posibilidad de consultar a un médico cuando experimentan los primeros síntomas. Para cuando finalmente reciben atención, la enfermedad ya ha progresado significativamente.
Por otro lado, la alimentación juega un papel crucial en el desarrollo de la diabetes. La dieta moderna, rica en azúcares y grasas saturadas, se ha convertido en un enemigo silencioso que alimenta la epidemia. Desde la infancia, estamos expuestos a una avalancha de productos procesados, bebidas azucaradas y comida rápida que, consumidos en exceso, aumentan el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Ante este panorama desalentador, el programa Salud Casa por Casa surge como un rayo de esperanza. Su enfoque preventivo y territorial busca llevar la atención médica a las comunidades más vulnerables, a aquellos que no tienen fácil acceso a los servicios de salud. Se trata de una estrategia que no solo busca curar, sino también prevenir, educar y empoderar a la población para que tome las riendas de su salud.
La prohibición de la comida chatarra en las escuelas, a través de la estrategia "Vida Saludable", es un paso importante en la dirección correcta. Educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de una alimentación balanceada es fundamental para frenar el avance de la diabetes. No se trata de prohibir, sino de enseñar, de fomentar hábitos saludables que perduren a lo largo de la vida.
El programa Salud Casa por Casa no es solo una política pública, es un acto de amor, una muestra de compromiso con el bienestar del pueblo mexicano. Es un reconocimiento de que la salud no es un privilegio, sino un derecho fundamental. Y es una apuesta por un futuro en el que la diabetes deje de ser una amenaza constante y las familias mexicanas puedan vivir con salud y plenitud. El camino es largo y los desafíos son grandes, pero la esperanza se mantiene viva en la lucha contra esta enfermedad que nos acecha.
Fuente: El Heraldo de México