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29 de junio de 2025 a las 01:30

Brutal paliza entre amigos en fiesta de Torreón

La madrugada del sábado, la tranquilidad de la colonia Loma Real IV en Torreón, Coahuila, se vio interrumpida por un altercado que dejó a un hombre lesionado y encendió las alarmas sobre la recurrencia de este tipo de incidentes en la zona. Amra, de 34 años, fue encontrado con heridas en el rostro e inflamación en la frente, tras una presunta riña con un compañero de copas. El escenario: una vivienda con la cochera repleta de latas de cerveza, mudo testigo de una noche que se tornó violenta. Si bien Amra, visiblemente intoxicado, rechazó la atención médica ofrecida por los paramédicos de la Cruz Roja, el incidente pone de manifiesto la fragilidad de la convivencia en ocasiones donde el alcohol nubla la razón.

Vecinos del sector señalan que las riñas son frecuentes en el domicilio del afectado, lo que plantea interrogantes sobre la necesidad de una mayor atención a este tipo de situaciones que perturban la paz de la comunidad. ¿Se trata de un hecho aislado o un síntoma de un problema mayor? ¿Qué medidas se pueden tomar para prevenir este tipo de conflictos y garantizar la seguridad de los residentes?

Más allá de las circunstancias particulares de este caso, el incidente nos invita a reflexionar sobre las consecuencias del consumo excesivo de alcohol y la importancia de promover una cultura de paz y resolución pacífica de conflictos. En Coahuila, participar en una riña no es un juego. El Código Penal del estado establece sanciones severas para quienes se involucran en estos enfrentamientos, independientemente de si fueron los provocadores o actuaron en defensa propia.

Imaginemos la angustia de las familias que viven con el temor constante de que se desate una riña en su vecindario. La incertidumbre, el miedo a las represalias, la impotencia ante la falta de soluciones… Es crucial que las autoridades tomen cartas en el asunto, no solo para sancionar a los responsables, sino también para implementar estrategias de prevención que aborden las raíces del problema.

El artículo 202 del Código Penal de Coahuila establece que las penas por lesiones en una riña varían según el rol de cada participante. El provocador podría enfrentar hasta el 60% de la pena máxima para lesiones dolosas, mientras que quien actuó en respuesta podría recibir hasta el 50%. En casos extremos, donde la riña resulta en un homicidio, el artículo 335 establece penas que pueden llegar a los cinco sextos de las establecidas para el homicidio doloso. Esto significa que, en un escenario hipotético donde la pena por homicidio sea de 20 años, un involucrado en una riña que derive en muerte podría enfrentar hasta 16 años y medio de prisión.

La gravedad de estas posibles consecuencias nos obliga a preguntarnos: ¿Estamos haciendo lo suficiente para prevenir la violencia en nuestra comunidad? ¿Qué papel jugamos como ciudadanos en la construcción de un entorno más seguro y pacífico? La respuesta, sin duda, está en nuestras manos. Desde la educación en valores en el hogar hasta la promoción de la cultura de la denuncia y la colaboración con las autoridades, cada uno de nosotros podemos contribuir a crear una sociedad donde la violencia no tenga cabida.

El caso de Amra en la colonia Loma Real IV es un llamado de atención. No podemos permitir que la violencia se normalice. Debemos trabajar juntos para construir un futuro donde la paz y la seguridad sean la norma, no la excepción.

Fuente: El Heraldo de México