Un temblor de tierra, un plato de comida y una lección de temple infantil: la escena que ha conquistado internet desde Sichuan. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad, muestran la serenidad casi inverosímil de un niño ante la fuerza de la naturaleza. Mientras los adultos a su alrededor reaccionan con la lógica premura, el pequeño protagonista de esta historia decide, con una determinación digna de elogio, que su cena es una prioridad inamovible. El sismo, de 5 grados en la escala de Richter, sacude la provincia de Sichuan, una región acostumbrada, lamentablemente, a este tipo de eventos. Pero ni la intensidad del temblor, ni el movimiento de los objetos a su alrededor, parecen perturbar la concentración del niño en su plato.

Con una calma que contrasta con el nerviosismo general, el pequeño regresa a la mesa, termina su bocado y, con una previsión admirable, toma otro platillo para llevar antes de unirse a la evacuación. Este gesto, que ha enternecido y divertido a millones en redes sociales, nos habla de la capacidad de adaptación del ser humano, especialmente en la infancia, y de la importancia de aferrarse a la normalidad incluso en situaciones extraordinarias. ¿Acaso no es la comida, en su esencia más básica, un símbolo de confort y seguridad?

Si bien el video ha generado una ola de simpatía y risas, también sirve como recordatorio de la constante amenaza sísmica que enfrenta la provincia de Sichuan. El Centro de Redes Sismológicas de China (CENC) registró el epicentro a diez kilómetros de profundidad, en una zona donde se han reportado más de 210 terremotos de magnitud 3 en los últimos cinco años. Esta actividad sísmica constante, que afecta a una población de aproximadamente 83 millones de habitantes, es una realidad preocupante que exige medidas de prevención y preparación continuas.

La memoria colectiva de Sichuan guarda las cicatrices de tragedias pasadas. En 2022, un terremoto de magnitud 6.8 cobró la vida de 93 personas y dejó 24 desaparecidos. Y la herida más profunda sigue abierta desde 2008, cuando un devastador terremoto de 8 grados dejó un saldo de más de 90 mil víctimas entre fallecidos y desaparecidos. Ante este panorama, la actitud del niño, aunque anecdótica, nos invita a reflexionar sobre la resiliencia, la capacidad de encontrar la calma en medio de la tempestad y la importancia de valorar los pequeños placeres de la vida, incluso ante la inminencia del peligro.

El video viral, más allá de su componente humorístico, nos recuerda la fragilidad de la existencia y la necesidad de estar preparados. Sichuan, una tierra de belleza natural imponente, convive con la amenaza constante de la tierra. Es en este contexto donde la imagen del niño, aferrado a su plato de comida, se convierte en un símbolo de la perseverancia humana, un testimonio de la vida que continúa, incluso cuando la tierra tiembla bajo nuestros pies. Una lección de coraje, servida en un plato pequeño, para un mundo que a menudo olvida la importancia de saborear cada instante.