
27 de junio de 2025 a las 09:25
Fin a la guerra comercial: Trump y China firman acuerdo histórico.
La tensión comercial global se palpa en el aire. Ayer, desde la Casa Blanca, el presidente Trump anunció la firma de un nuevo acuerdo arancelario con China, un paso más en su particular guerra comercial. Si bien los detalles del acuerdo permanecen en la sombra, las declaraciones previas del mandatario apuntan a un complejo juego de aranceles: un 55% a productos chinos que entran en Estados Unidos y un 10% a bienes estadounidenses que llegan al gigante asiático. Este acuerdo, forjado en el calor de las negociaciones en Londres, se suma al ya sellado con Reino Unido. ¿Qué significa esto para el consumidor? ¿Veremos reflejados estos porcentajes en los precios de los productos que llegan a nuestros hogares? El tiempo lo dirá.
La noticia del acuerdo con China llega en un momento crucial para la política interna estadounidense. Trump, en una enérgica defensa de su propuesta presupuestaria, calificó su proyecto de ley como "grande y hermoso". Esta propuesta, que incluye una importante reducción de impuestos, se enfrenta a una fuerte oposición que la acusa de dejar sin cobertura sanitaria a millones de estadounidenses de bajos recursos. El Senado tiene la palabra, y su voto en los próximos días será decisivo para el futuro económico del país. ¿Se aprobará la propuesta? ¿Se impondrá la visión de Trump o la de sus detractores? La incertidumbre reina en Washington.
Más allá del acuerdo con China, la estrategia arancelaria de Trump continúa su curso. India se perfila como el próximo objetivo en la agenda del presidente, quien ha adelantado la posibilidad de un "muy grande" acuerdo con el gigante asiático. Sin embargo, la Casa Blanca ha querido rebajar la presión sobre la fecha límite del 9 de julio, inicialmente establecida para la negociación de nuevos acuerdos comerciales. Según la portavoz de la administración, Karoline Leavitt, la fecha no es "crítica" y el presidente tiene la potestad de imponer aranceles "recíprocos" si los países se niegan a negociar. Esta flexibilidad, ¿es una señal de fortaleza o de debilidad en la estrategia de Trump? ¿Logrará convencer a otros países para que se sienten a la mesa de negociación?
La ambición de Trump no se limita a China e India. Su objetivo es renegociar los acuerdos comerciales con todos los socios de Estados Unidos. Sin embargo, el presidente ha advertido que no todos los países conseguirán un acuerdo. Para aquellos que se resistan, la amenaza de aranceles del 25%, 35% e incluso 45% se cierne sobre sus exportaciones a Estados Unidos. Esta política de mano dura, ¿conseguirá el objetivo de Trump de repatriar empresas y fomentar la producción nacional? ¿O por el contrario, provocará una escalada en la guerra comercial con consecuencias imprevisibles para la economía global?
El regreso de las empresas a suelo estadounidense es, según Trump, el mayor logro de su política arancelaria. El presidente asegura que las compañías están volviendo a instalar sus fábricas en el país para evitar el pago de aranceles, un movimiento que, según él, impulsará el empleo y fortalecerá la economía americana. ¿Se confirmarán estas predicciones? ¿O se trata de una promesa vacía? El futuro nos dará la respuesta. Lo que es innegable es que la política comercial de Trump está redibujando el mapa económico mundial, generando incertidumbre y abriendo un nuevo capítulo en la historia del comercio internacional.
Fuente: El Heraldo de México