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27 de junio de 2025 a las 06:55

¡Esclavos de la suerte!

La promesa de un nuevo comienzo, un trabajo estable, la oportunidad de construir un futuro mejor. Eso fue lo que atrajo a un grupo de venezolanos y colombianos a Guadalajara, México. La realidad, sin embargo, se tornó en una pesadilla tejida con engaños y explotación. Bajo la fachada de una oferta laboral vendiendo boletos de rifa para electrodomésticos, se escondía una red de presunta trata de personas que operaba desde la Ciudad de México, aprovechándose de la vulnerabilidad de quienes buscaban una vida digna lejos de sus hogares.

Imaginen la escena: San Juan de Dios, un hervidero de actividad comercial en el corazón de Guadalajara. Entre el bullicio y el trajín diario, un grupo de personas ofrece boletos de rifa. Refrigeradores, televisores, electrodomésticos que prometen aliviar la carga del día a día, una pequeña esperanza a cambio de unos pocos pesos. Tres mil boletos diarios, 180 mil pesos que fluían hacia las manos de los estafadores, mientras que los vendedores, lejos de recibir el pago prometido, se veían atrapados en una red de explotación. La tómbola, un símbolo de suerte y azar, se convertía en un instrumento de engaño. Los números ganadores, una ilusión inalcanzable.

La denuncia de una valiente mujer venezolana, quien se atrevió a alzar la voz y romper el silencio, fue el primer rayo de luz en esta oscura historia. Retenida en una finca del municipio de Tonalá, víctima de la avaricia y la deshumanización, su testimonio destapó la crueldad de la operación. Al reclamar su salario, la respuesta fue un nuevo golpe: la exigencia de pagar por su estancia en México y el costo del boleto de regreso, un cruel recordatorio de su precaria situación.

La Vicefiscalía en Investigación Especializada en Atención a Mujeres, Niñas, Niños y Adolescentes, en una acción coordinada y efectiva, logró rescatar a 14 personas, entre ellas dos menores de edad. Hombres y mujeres, venezolanos y colombianos, unidos por la misma tragedia, encontraron finalmente la ayuda que tanto necesitaban. Dos mexicanas, también víctimas de esta red criminal, fueron puestas a salvo. Los cateos en dos inmuebles de la colonia Ciudad Aztlán, en Tonalá, desmantelaron parte de la infraestructura de esta organización.

La detención de Camilo Andrés “N”, ciudadano colombiano, acusado de trata de personas en su modalidad de explotación laboral, es un paso importante en la lucha contra este delito. Sin embargo, la investigación continúa. Es necesario llegar a la raíz del problema, desarticular por completo la red que opera desde la Ciudad de México y llevar ante la justicia a todos los responsables.

Este caso nos recuerda la importancia de estar alerta, de reconocer las señales de la trata de personas y de denunciar cualquier sospecha. La solidaridad y la cooperación entre autoridades y ciudadanos son fundamentales para proteger a los más vulnerables y construir una sociedad más justa y segura. El Instituto Nacional de Migración tiene ahora la responsabilidad de brindar apoyo y protección a las víctimas, asegurando que puedan reconstruir sus vidas y que la promesa de un futuro mejor deje de ser una quimera y se convierta en una realidad. La lucha contra la trata de personas es una tarea de todos.

Fuente: El Heraldo de México