
27 de junio de 2025 a las 04:25
El Triángulo de las Bermudas: Resuelto
El enigma del Triángulo de las Bermudas, ese espacio marítimo que se extiende entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Miami, ha cautivado la imaginación popular durante décadas. Historias de barcos y aviones desvanecidos sin dejar rastro, relatos de brújulas enloquecidas y extrañas interferencias electrónicas han tejido una leyenda de misterio y especulación, alimentando teorías que van desde portales dimensionales hasta civilizaciones submarinas. Sin embargo, la ciencia, con su enfoque metódico y escéptico, se ha propuesto desentrañar la verdad detrás de este supuesto fenómeno paranormal.
Karl Kruzelnicki, un reconocido científico australiano, ha desafiado las explicaciones sobrenaturales, argumentando que la alta incidencia de desapariciones en la zona no es más que un producto de la casualidad, las condiciones meteorológicas adversas y, sobre todo, el error humano. El Triángulo de las Bermudas, nos recuerda Kruzelnicki, es una zona de intenso tráfico marítimo y aéreo, una ruta crucial que conecta América con el resto del mundo. "Es como una autopista en hora punta", explica el científico. "Cuantos más vehículos circulan, mayor es la probabilidad de que ocurran accidentes".
Además, la ubicación geográfica del triángulo lo expone a repentinos cambios climáticos, desde tormentas tropicales devastadoras hasta impredecibles corrientes marinas. Estos factores, combinados con la posibilidad de errores de navegación, fallos mecánicos o incluso decisiones imprudentes por parte de las tripulaciones, ofrecen una explicación mucho más plausible que la intervención de fuerzas desconocidas.
El caso del Vuelo 19, a menudo citado como la prueba definitiva de la existencia de un misterio insondable, es analizado por Kruzelnicki con ojo crítico. La desaparición de los cinco aviones torpederos de la Marina estadounidense en 1945, junto con el hidroavión de rescate enviado en su búsqueda, ha alimentado incontables teorías conspirativas. Sin embargo, Kruzelnicki señala que el líder del escuadrón, el teniente Charles Taylor, era conocido por su historial de desorientación y malas decisiones. Las condiciones meteorológicas ese día eran adversas, y la comunicación por radio era deficiente. En este contexto, la tragedia, aunque dolorosa, se explica por una concatenación de errores humanos y factores ambientales, no por la intervención de lo paranormal.
Estudios realizados por compañías de seguros, como Lloyd's de Londres, y la propia Guardia Costera de Estados Unidos, respaldan la postura de Kruzelnicki. Las estadísticas demuestran que el porcentaje de desapariciones en el Triángulo de las Bermudas no es significativamente mayor que en otras zonas de tráfico comparable. La leyenda, por lo tanto, se alimenta de la especulación y la exageración, no de datos concretos.
A pesar de las explicaciones científicas, el mito del Triángulo de las Bermudas persiste en el imaginario colectivo. La fascinación por lo desconocido, la atracción por las historias de misterio y la tendencia a buscar explicaciones extraordinarias para eventos trágicos mantienen viva la leyenda. Sin embargo, la ciencia nos invita a mirar más allá de lo sobrenatural y a buscar respuestas en la realidad, por más prosaica que esta pueda parecer. El Triángulo de las Bermudas, en lugar de un portal a otra dimensión, puede ser simplemente un espejo que refleja nuestra propia vulnerabilidad ante las fuerzas de la naturaleza y las consecuencias de nuestros errores. Y quizás, en esa reflexión, reside la verdadera lección que este enigmático lugar nos ofrece.
Fuente: El Heraldo de México