
27 de junio de 2025 a las 19:35
Biometría contra el crimen, no espionaje: Sheinbaum.
La reciente aclaración de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad ha generado un intenso debate público. Según la jefa del Ejecutivo Federal, la ley, que permite el acceso a datos biométricos, tiene como único objetivo la prevención y sanción de delitos, desmintiendo categóricamente las acusaciones de espionaje y persecución política. Sheinbaum ha señalado directamente a la oposición, acusándola de difundir "mentiras" para equiparar su gobierno con administraciones anteriores, las cuales, según sus palabras, sí operaban un aparato de espionaje desde el Cisen y con programas como Pegasus.
Esta controversia pone de manifiesto la sensible línea que separa la seguridad nacional de la privacidad individual. Mientras el gobierno argumenta la necesidad de herramientas modernas para combatir la creciente delincuencia y las desapariciones, la oposición y algunos sectores de la sociedad civil expresan su preocupación por el potencial uso indebido de la información biométrica. ¿Podría este acceso a datos tan sensibles derivar en una vigilancia masiva e indiscriminada? ¿Qué garantías existen para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos?
La presidenta ha insistido en que la nueva ley no busca perseguir a nadie, y que su aplicación se limitará estrictamente a la investigación de delitos y desapariciones. Ha explicado que la ley busca centralizar la información, actualmente dispersa, para agilizar las investigaciones y permitir una respuesta más rápida y eficaz ante la comisión de un crimen. A modo de ejemplo, ha mencionado el caso de un homicidio, donde la información de la escena del crimen, incluyendo huellas digitales, puede ser crucial para identificar al responsable. Sin embargo, ha aclarado que esto no significa que se recopilarán las huellas dactilares de toda la población, sino que se creará un sistema único que permita acceder a la información existente de manera más eficiente.
En el caso de las desapariciones, la presidenta ha argumentado que la ley facilitará la recopilación de información vital para actuar con rapidez y eficacia. La pronta emisión de alertas y el acceso a datos relevantes permitirán una mejor coordinación de las autoridades y una mayor probabilidad de encontrar a las personas desaparecidas. Sin embargo, persiste la interrogante sobre qué tipo de información se recopilará y cómo se garantizará que su uso se limite estrictamente a la investigación.
La jefa del Ejecutivo ha enfatizado que la intervención de conversaciones telefónicas u otras comunicaciones seguirá requiriendo una orden judicial, tal como lo establece la ley vigente. Este punto es crucial para disipar las sospechas de espionaje y garantizar el respeto al debido proceso. No obstante, la falta de detalles específicos sobre los mecanismos de control y supervisión genera inquietud en algunos sectores. ¿Qué organismos se encargarán de vigilar el cumplimiento de la ley? ¿Cómo se garantizará la transparencia en el manejo de la información biométrica?
El debate en torno a la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad continuará en los próximos días. Es fundamental que se promueva un diálogo abierto y transparente entre el gobierno, la oposición y la sociedad civil para encontrar un equilibrio entre la necesidad de seguridad y la protección de los derechos fundamentales. La transparencia y la rendición de cuentas serán claves para generar confianza y asegurar que la ley se aplique de manera justa y respetuosa de los derechos de todos los mexicanos.
Fuente: El Heraldo de México