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26 de junio de 2025 a las 09:25

Yamal: ¿La fama o la familia?

La irrupción de Lamine Yamal en el panorama futbolístico ha sido meteórica, como un cometa que deja una estela brillante a su paso. En cuestión de meses, el joven catalán ha saboreado la gloria de tres títulos, la tensión de una final internacional y el vértigo de la fama. Sus vacaciones, lejos de ser un remanso de paz, han sido un reflejo de esta nueva realidad: yates de lujo, influencers, fiestas con Neymar Jr. Un cóctel embriagador que podría deslumbrar a cualquiera, y más a un adolescente de apenas 17 años. La pregunta que resuena en el aire es si Yamal, con su innegable talento y su aún más innegable juventud, podrá manejar la presión y las tentaciones que acompañan al éxito a tan temprana edad.

La comparación con Lionel Messi es inevitable. El astro argentino, al llegar al Barcelona, también se vio rodeado de figuras como Ronaldinho y Deco, conocidos por su estilo de vida festivo. Sin embargo, la directiva blaugrana supo proteger a la joven promesa, blindándolo de esas influencias para que pudiera concentrarse en su desarrollo deportivo. En el caso de Yamal, la situación parece diferente. Las marcas lo asedian, la prensa lo encumbra, los rivales lo admiran y las cámaras lo siguen como si fuera una deidad. Esta sobreexposición mediática, sumada a la inmadurez propia de su edad, lo convierte en una figura vulnerable, susceptible a las malas influencias.

Afortunadamente, las vacaciones de Yamal también han mostrado destellos de la pureza que aún conserva. Entre el glamour y las fiestas, el joven delantero no ha olvidado su amor por el fútbol. Juega en la playa con su ídolo Neymar, comparte una "cascarita" con niños cariocas que ahora lo ven como un referente. En esos momentos, Lamine Yamal se asemeja más a esos niños que al prototipo de futbolista estrella seducido por los excesos. La imagen de Yamal vistiendo camisetas de sus compañeros, como Frenkie de Jong y Raphinha, con la misma ilusión de un niño que imita a sus héroes, es una prueba de que la esencia del jugador, la pasión por el juego, sigue intacta. Esa inocencia, sin embargo, es un arma de doble filo. Si bien es un reflejo de su pureza, también puede ser aprovechada por quienes buscan sacar provecho de su fama y vulnerabilidad.

El futuro de Yamal pende de un hilo. Necesita mentores, figuras que lo guíen y lo protejan de las tentaciones del estrellato, tal como Pep Guardiola hizo con Messi en 2009. Jugadores como Lewandowski, Raphinha o Frenkie de Jong podrían asumir ese rol de "hermano mayor", brindándole el apoyo y el consejo que necesita para navegar por las turbulentas aguas de la fama. La responsabilidad recae también en el propio Yamal. Deberá decidir si seguirá el ejemplo de los atletas que asumen su profesión con seriedad y compromiso, o si se dejará seducir por los cantos de sirena de la fama y la fortuna. El tiempo dirá si el joven prodigio logra sortear los peligros que acechan a las jóvenes promesas y consolida su carrera, o si, por el contrario, se pierde en el laberinto de la fama. El mundo del fútbol contiene la respiración, expectante ante el desenlace de esta historia que apenas comienza.

Fuente: El Heraldo de México