El mundo del fútbol argentino se tiñe de luto. La inesperada partida de Camilo Nuin, joven promesa de tan solo 18 años, ha dejado una profunda herida en el corazón de la comunidad deportiva, especialmente en el Club Atlético San Telmo, donde el mediocampista ofensivo labraba su futuro. La noticia, como un rayo en medio de la serenidad, ha generado una cascada de condolencias y muestras de apoyo en redes sociales, mientras la familia, sumida en un dolor indescriptible, exige respuestas ante lo que consideran una posible negligencia médica.

La tragedia se desencadenó en la Clínica Espora de Adrogué, donde Camilo ingresó para una cirugía de ligamentos cruzados, una intervención rutinaria en el ámbito deportivo. Lo que debía ser un procedimiento sin mayores complicaciones se transformó en una pesadilla. El padre del joven, también llamado Camilo, relató con la voz entrecortada por la angustia los instantes previos a la operación, momentos de risas y complicidad que contrastan dramáticamente con el abismo de dolor que se abrió apenas una hora después. Padre e hijo compartieron bromas sobre el reciente Mundial de Clubes, ajenos a la fatalidad que se cernía sobre ellos.

La alegría se truncó cuando el personal médico informó a la familia sobre una complicación. "Lo están reanimando", fueron las palabras que helaron la sangre del padre. La incredulidad se apoderó de él. ¿Reanimando a alguien en una operación de rodilla? La respuesta, brutal e implacable, llegó poco después: "Se murió". El mundo se derrumbó para Camilo padre, quien en medio del caos emocional solo atinó a prometerle a su hijo, ya sin vida, que cuidaría de su hermana y sus abuelos, que lo recordaría siempre, aunque la vida, ahora, careciera de sentido.

El cirujano a cargo de la intervención fue el único que ofreció una explicación, aún imprecisa, a la familia. Según su relato, el joven sufrió un paro cardíaco mientras se extraía el segundo injerto para la reconstrucción de los ligamentos. La hipótesis de un error en la administración de la anestesia se cierne sobre el caso, aunque solo la autopsia podrá arrojar luz definitiva sobre las causas del fallecimiento.

La conmoción se extiende más allá de San Telmo. Con pasado en las juveniles de Boca e Independiente, Camilo era considerado una promesa del fútbol argentino. Su repentina desaparición ha generado un debate sobre los protocolos de seguridad en cirugías, incluso en aquellas consideradas de bajo riesgo. Mientras la justicia inicia las investigaciones pertinentes, la familia clama por justicia, para que la muerte de Camilo no quede impune y sirva como un llamado de atención para prevenir futuras tragedias. La sombra de la mala praxis se cierne sobre el caso, añadiendo aún más dolor a una pérdida irreparable. El recuerdo de Camilo, su sonrisa y su pasión por el fútbol, permanecerán vivos en la memoria de quienes lo conocieron, mientras la comunidad futbolística argentina llora la partida de una joven promesa truncada en la flor de la vida.