
26 de junio de 2025 a las 17:55
Tragedia: Discusión por pastel termina en asesinato
Un año después del brutal asesinato de Yamila Benítez, de tan solo 27 años, la herida sigue abierta para sus familiares y amigos. La joven perdió la vida en Villa Diamante, Lanús, tras una discusión que comenzó por un simple pastel para la fiesta de cumpleaños de su hija. Un pastel que se convirtió en el detonante de una tragedia que ha dejado a una familia destrozada y clamando justicia. La aparente banalidad del origen del conflicto contrasta con la brutalidad del desenlace, dejando al descubierto la fragilidad de la vida y la necesidad imperante de erradicar la violencia de género.
El recuerdo de Yamila permanece vivo en la memoria de quienes la conocieron. Su hermana, con la voz entrecortada por el dolor, relata cómo un simple reclamo por la organización de la fiesta infantil se transformó en una espiral de violencia. Un reclamo directo, sin amenazas, sin violencia, que encontró una respuesta desproporcionada por parte de la ex pareja de Yamila y su nueva novia, Adriana Hernández. Gritos, insultos, piedras lanzadas contra la joven madre… una escena que preludiaba la tragedia que se avecinaba.
La familia de Yamila describe un clima de tensión constante en los días previos al fatídico encuentro. Señalan que la pareja de la ex pareja de Yamila, Adriana Hernández, la acosaba y provocaba constantemente. Aseguran que no era la primera vez que se producían incidentes de este tipo, y que Yamila vivía con miedo. Estas acusaciones de hostigamiento previo añaden una capa de complejidad al caso y refuerzan la demanda de la familia de que se considere la totalidad del contexto, incluyendo la violencia previa, al dictar sentencia.
Días después del altercado inicial, el encuentro fatal se produjo en plena calle. Las cámaras de seguridad registraron la secuencia completa: un encuentro breve, sin discusión aparente, seguido de un ataque repentino y brutal. Adriana Hernández, armada con un cuchillo, asestó una única puñalada a Yamila que resultó ser mortal. La frialdad del ataque, capturado por las cámaras, conmocionó a la comunidad y ha generado una ola de indignación. La imagen de la joven cayendo al suelo, víctima de una violencia absurda e inexplicable, se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia de género.
La rápida actuación de las autoridades permitió la detención de Hernández. La campera que vestía durante el ataque, la misma que se observa en las grabaciones de seguridad, se convirtió en una prueba irrefutable de su participación en el crimen. A pesar de las evidencias y los testimonios, la acusación inicial por femicidio se reclasificó como homicidio simple, un hecho que ha generado controversia y que la familia de Yamila busca revertir. Consideran que la calificación de homicidio simple no refleja la realidad de la violencia de género que sufrió Yamila, y exigen que se aplique todo el peso de la ley.
El juicio contra Adriana Hernández está a punto de comenzar, y la familia de Yamila, junto a amigos, vecinos y organizaciones de la sociedad civil, se preparan para exigir justicia. No solo buscan una condena ejemplar para la acusada, sino también un reconocimiento de la violencia de género que, según ellos, subyace a este trágico suceso. Esperan que el juicio sirva para visibilizar la problemática de la violencia contra las mujeres y para impulsar políticas públicas que permitan prevenir futuras tragedias. La muerte de Yamila Benítez no puede quedar impune. Su nombre se suma a la larga lista de víctimas de la violencia de género, un flagelo que debemos combatir entre todos. La justicia para Yamila es justicia para todas.
Fuente: El Heraldo de México