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26 de junio de 2025 a las 09:25
Momentos de Reflexión
El nuevo formato del Mundial de Clubes, una idea que, entre la vorágine de ocurrencias del presidente de la FIFA, brilla con luz propia. Por fin se materializa un anhelo largamente acariciado en esta parte del mundo: una competición que realmente abarque la diversidad del fútbol global, dejando atrás el formato de la Copa Intercontinental, que, aunque se autodenominaba "Mundial de Clubes", apenas ofrecía una muestra limitada de cada confederación.
Como era de esperar, la intensidad y el nivel de juego mostrados en estos encuentros han superado con creces lo que habitualmente vemos en partidos de selecciones. La convivencia diaria y el entrenamiento constante de los clubes se traducen en un espectáculo deportivo de mayor calidad. Si bien ha habido excepciones, como el desafortunado Auckland City, que encajó 17 goles en dos partidos, también hemos presenciado auténticas sorpresas, como la resistencia del equipo egipcio que estuvo a punto de vencer al Porto, o el entretenido juego desplegado por el Mamelodi Sundowns.
Los equipos brasileños, por su parte, están dando una lección al mundo. Su participación demuestra que el Brasileirao se codea, al menos, con la liga portuguesa, y que pueden competir con equipos europeos que, si bien históricos, no se encuentran en su mejor momento, como un Borussia Dortmund que ha tenido una temporada para el olvido en la Bundesliga. Con una sola derrota hasta el momento, incluyendo una inesperada victoria sobre el PSG, los clubes cariocas confirman su potencial. Sin embargo, hay que reconocer la superioridad de la élite europea, que se sitúa varios escalones por encima de cualquier equipo americano. Pero no siempre es así, sobre todo cuando se trata de equipos de la mitad inferior de la tabla en el viejo continente.
El caso del Porto, eliminado en la fase de grupos, es un ejemplo de ello. Si bien el club portugués sirve como trampolín para muchos jugadores formados en América, su nivel no dista tanto de los equipos que disputan la Copa Libertadores.
La decepcionante actuación de los equipos mexicanos y de la MLS confirma una realidad incómoda: si aspiran a competir a nivel internacional, deben mirar más allá de sus fronteras y dejar de limitarse a torneos regionales como la Leagues Cup. Esperemos que esta bofetada de realidad sirva para que la CONCACAF, que envió cinco representantes al torneo y con suerte verá a dos avanzar a la siguiente fase (Miami, ya clasificado, y posiblemente Rayados), reaccione y entienda la necesidad de elevar su nivel. Si bien Rayados mostró personalidad frente al Inter y River, la suerte jugó a su favor en ambos encuentros, donde fueron superados estadísticamente en casi todos los aspectos del juego. El mérito está ahí, pero no parece suficiente para llegar lejos.
Con Seattle, Pachuca y Los Ángeles a punto de hacer las maletas, la pregunta es inevitable: ¿qué hará Mikel Arreola para que su legado sea algo más que la intrascendencia? La Liga MX necesita un nuevo impulso, un salto de calidad que la posicione en el lugar que le corresponde.
En definitiva, habrá que esperar la opinión de los aficionados europeos sobre este nuevo formato, pero, sin duda, se trata de un torneo interesante con un gran potencial. Confiemos en que las próximas ediciones lo perfeccionen aún más.
Un último apunte: Estados Unidos debe encontrar una solución al problema de los partidos suspendidos por tormentas. De lo contrario, la Copa del Mundo del próximo año podría convertirse en un maratón de cuatro meses y medio.
Fuente: El Heraldo de México