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26 de junio de 2025 a las 09:25

México y EU: ¿La nueva Guerra Fría?

La creciente tensión en Medio Oriente, exacerbada por la intervención estadounidense en el conflicto entre Irán e Israel, ha puesto bajo una nueva luz la importancia estratégica de la relación entre México y Estados Unidos, particularmente en el ámbito de la seguridad regional. Un fantasma que parecía relegado a las novelas de espionaje y a los videojuegos –la infiltración de células terroristas a través de la frontera mexicana– ha resurgido con fuerza en los análisis de las agencias de inteligencia estadounidenses. Esta preocupación, latente desde hace al menos dos décadas, se centra en la posibilidad de que organizaciones terroristas establezcan vínculos con los cárteles del narcotráfico mexicanos, aprovechando sus redes y rutas, incluyendo los túneles fronterizos, para acceder a territorio estadounidense y llevar a cabo atentados. Esta hipótesis, que podría parecer descabellada para algunos, cobra relevancia en el contexto actual y alimenta la necesidad de una cooperación bilateral más estrecha.

La inclusión de México en el Comando Norte de las Fuerzas Armadas estadounidenses, ocurrida hace algunos años, refleja la creciente importancia de la seguridad regional para ambos países. Este enfoque, que considera a México como un elemento clave en la defensa del territorio estadounidense, se ha intensificado bajo la administración Trump, que ha señalado el control de la frontera sur como una de sus principales prioridades, a la par de la situación en el Indo-Pacífico. Esta preocupación ha sido comunicada incluso a los aliados de la OTAN, subrayando la dimensión geopolítica de la cuestión. Sin embargo, un control fronterizo efectivo es imposible sin la colaboración activa de México, un hecho que coloca al país en una posición compleja.

México se encuentra en una encrucijada. Por un lado, enfrenta la presión de Estados Unidos para combatir a los grupos criminales que operan en su territorio. Por otro, existen fuertes resistencias internas, especialmente en el ámbito político, a una colaboración abierta con el gobierno estadounidense, percibida por algunos sectores como una injerencia en la soberanía nacional. La actual política migratoria de Estados Unidos, con su retórica anti-inmigrante y la imposición de aranceles, no contribuye a generar un clima de confianza y cooperación. A esto se suma el resentimiento histórico que pervive en algunos sectores de la sociedad mexicana hacia su vecino del norte.

No obstante, la realidad impone sus propias exigencias. Tanto por razones de seguridad interna como por su proximidad geográfica con Estados Unidos, México se ve obligado a confrontar a los cárteles del narcotráfico y a sus aliados. Debe hacerlo no solo para mantener el orden dentro de sus fronteras, sino también para prevenir que su territorio, o el intenso flujo comercial bilateral, sean utilizados para operaciones que atenten contra los intereses estadounidenses. La integración económica y social entre ambos países, la presencia de una numerosa comunidad estadounidense en México y la interdependencia de sus cadenas productivas, son factores que, si bien representan una ventaja en muchos sentidos, también incrementan la vulnerabilidad compartida y la necesidad de una cooperación eficaz. El desafío para México reside en encontrar el equilibrio entre la colaboración en materia de seguridad y la defensa de su soberanía, en un contexto geopolítico cada vez más complejo.

Fuente: El Heraldo de México