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26 de junio de 2025 a las 04:30
Línea A del Metro afectada por lluvias.
La tarde del miércoles 25 de junio se convirtió en una pesadilla para miles de usuarios del Metro de la Ciudad de México, especialmente para aquellos que dependen de la Línea A. Una tormenta torrencial, con precipitaciones de intensidad inusual, provocó la suspensión del servicio en un importante tramo de esta vital arteria de transporte, dejando varados a un sinnúmero de capitalinos y poniendo a prueba la capacidad de respuesta de las autoridades.
El agua, implacable, se abrió paso hacia las vías del Metro, inundando el tramo comprendido entre las estaciones Peñón Viejo y La Paz, obligando al Sistema de Transporte Colectivo (STC) a tomar la drástica decisión de suspender el servicio en esta zona. La imagen del agua cubriendo los rieles, habitualmente transitados por los trenes, se convirtió en un símbolo de la vulnerabilidad de la ciudad ante los embates de la naturaleza.
Ante la emergencia, el STC implementó un servicio provisional, limitado al tramo entre Pantitlán y Guelatao, en ambos sentidos. Esta medida, si bien paliativa, no pudo absorber la demanda de transporte, dejando a muchos usuarios sin opciones viables para llegar a sus destinos. La incertidumbre se apoderó de los andenes, mientras la gente se agolpaba en busca de información y alternativas.
La Red de Transporte de Pasajeros (RTP) acudió al rescate, desplegando unidades para cubrir el tramo afectado y trasladar a los usuarios varados. Sin embargo, la magnitud de la contingencia superó la capacidad de respuesta, generando largas filas y tiempos de espera que se prolongaron por horas.
El director del Metro, Adrián Rubalcava, confirmó la suspensión del servicio a través de sus redes sociales, exhortando a la población a tomar precauciones y mantenerse informada a través de los canales oficiales. Sus palabras, si bien buscaban tranquilizar a la ciudadanía, reflejaban la gravedad de la situación.
Las afectaciones no se limitaron al Metro. Diversas zonas del oriente de la ciudad sufrieron las consecuencias de la intensa lluvia. El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) no escapó a la furia del temporal, con inundaciones que dificultaron el acceso a la terminal aérea y generaron caos entre los pasajeros. Imágenes de viajeros con el agua hasta los tobillos, intentando acceder al Metro Hangares, circularon rápidamente en redes sociales, convirtiéndose en un testimonio gráfico del impacto de la tormenta.
La situación en el oriente de la ciudad se agravó con el reporte de inundaciones en viviendas. El agua, desbordando las coladeras y los sistemas de drenaje, se filtró en domicilios, causando daños materiales y angustia entre los vecinos. Las autoridades se movilizaron para atender la emergencia, pero la magnitud del desastre superó la capacidad de respuesta inmediata.
Este episodio pone de manifiesto la necesidad de invertir en infraestructura para mitigar los efectos de las lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes en la Ciudad de México. La modernización del sistema de drenaje, la construcción de cárcamos y la implementación de protocolos de emergencia más eficientes son cruciales para evitar que situaciones como la vivida el 25 de junio se repitan en el futuro. La ciudad, en su constante crecimiento, debe estar preparada para enfrentar los retos que impone el cambio climático y garantizar la seguridad y el bienestar de sus habitantes.
Fuente: El Heraldo de México