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26 de junio de 2025 a las 17:30

Lágrimas de fe en Jalisco

Un murmullo recorre las calles empedradas de Yahualica de González Gallo, un rumor que se expande como el aroma del tequila por los campos de agave: la Virgen de Guadalupe, labrada en la noble cantera que caracteriza a la región, ha llorado. No se trata de un simple cuento para adornar las noches estrelladas de los Altos Sur, sino de un testimonio vivo que ha conmovido a los habitantes de este municipio jalisciense, fronterizo con el místico Zacatecas.

La imagen, imponente y serena en su nicho dentro de la parroquia de San Miguel Arcángel, se ha convertido en el epicentro de la fe y la esperanza. Decenas de testigos afirman haber presenciado el prodigio: lágrimas cristalinas, dicen algunos, rodando por las mejillas de piedra; otros, aún más asombrados, hablan de un líquido rojizo, similar a la sangre, que bañaba el rostro de la Guadalupana. El misterio se profundiza al no existir una fecha precisa para el inicio de este fenómeno. Un día, simplemente, la cantera pareció cobrar vida, manifestando un dolor inexplicable que ha resonado en el corazón de los creyentes.

Inicialmente, la incredulidad se apoderó de los responsables de la parroquia. Se pensó en una fuga de agua, en una gotera traicionera que imitaba el llanto divino. Se revisaron las instalaciones, se buscaron explicaciones lógicas, pero el misterio persistía. La humedad no tenía origen aparente, y las lágrimas continuaban su silencioso descenso, como un río de fe brotando de la piedra.

Ante la inexplicable manifestación, la devoción popular se encendió. Misas solemnes se celebraron a los pies de la Virgen, elevando plegarias y cánticos al cielo. La noticia voló de boca en boca, trascendiendo las fronteras de Jalisco. Peregrinos de todo el país, atraídos por el aura de lo sagrado, comenzaron a llegar a Yahualica, buscando consuelo, sanación y un atisbo de la gracia divina.

La historia de la Virgen de cantera se entrelaza con la de la propia parroquia de San Miguel Arcángel, un edificio majestuoso cuya construcción, iniciada en 1940 y culminada en 1965, refleja la profunda religiosidad de la región. Su fachada, labrada también en cantera, se alza imponente con sus dos torres de estilo toscano, adornadas con nichos y pilastras que enmarcan la belleza del conjunto arquitectónico. Ahora, este santuario alberga no solo la fe de un pueblo, sino también la esperanza de miles que llegan buscando un milagro, convencidos del poder que emana de la Virgen que llora.

Se dice que la Virgen de Yahualica concede milagros a quienes se los piden con fervor. Historias de sanaciones inexplicables, de problemas resueltos y de bendiciones recibidas circulan entre los fieles, alimentando la creencia en el poder de la Guadalupana de cantera. Cada lágrima derramada se interpreta como una muestra de compasión, un símbolo de la conexión entre lo divino y lo humano. Yahualica, tierra de tequila y tradición, se convierte así en un punto de encuentro para la fe, un lugar donde la piedra llora y la esperanza florece. Y mientras el misterio de las lágrimas persiste, la Virgen de cantera continúa recibiendo las plegarias de quienes buscan consuelo en su mirada pétrea, convertida en un faro de luz en el corazón de los Altos de Jalisco.

Fuente: El Heraldo de México