
26 de junio de 2025 a las 20:15
Justicia por mano propia: Mujer apuñala a guardia en Polanco
La tensión se palpaba en el aire. El bullicio habitual de Plaza Antara, en la transitada avenida Ejército Nacional de la alcaldía Miguel Hidalgo, se vio interrumpido por gritos y un revuelo de personas agolpándose alrededor de una escena impactante. El viernes pasado, 20 de junio, una mujer denunció el robo de su bicicleta en este mismo lugar. La frustración y la impotencia ante la pérdida de su bien personal la consumían, pero nadie podía prever lo que sucedería días después.
Regresó, no con la intención de recuperar su bicicleta, sino con una sed de justicia que se transformó en un acto de violencia. Su mirada, dicen los testigos, reflejaba una mezcla de rabia y determinación. Se dirigió directamente a Alejandro N., el guardia de seguridad del inmueble, a quien acusaba no solo de estar involucrado en el robo, sino de haber presenciado el ilícito sin intervenir. Una acusación grave, sin duda, pero que aún no ha sido corroborada por las autoridades.
El intercambio de palabras fue breve, casi inexistente. La mujer, según el testimonio del propio Alejandro y de quienes presenciaron la escena, increpó al guardia con vehemencia. En un instante, la situación escaló a un nivel dramático: sacó un arma blanca y la clavó en el cuello de Alejandro. El grito de dolor del guardia resonó en la plaza, atrayendo la atención de sus compañeros, quienes de inmediato se movilizaron para contener a la agresora y prestar auxilio al herido.
La sangre brotaba del cuello de Alejandro, manchando su uniforme. La imagen era estremecedora. La rápida intervención de sus compañeros y la posterior llegada de los paramédicos fueron cruciales. Mientras atendían al herido, controlando la hemorragia y estabilizándolo, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) llegaban al lugar alertados por la conmoción.
Afortunadamente, la vida de Alejandro no corría peligro, aunque la herida era profunda y requería atención médica inmediata. Los paramédicos lo trasladaron a un hospital cercano para recibir la atención necesaria. Mientras tanto, los policías capitalinos procedieron a detener a la mujer, quien, a pesar de la gravedad de su acto, continuaba insistiendo en la culpabilidad del guardia en el robo de su bicicleta.
Este incidente plantea interrogantes cruciales sobre la seguridad en espacios públicos y la importancia de la resolución pacífica de conflictos. Si bien la desesperación ante la pérdida de un bien personal es comprensible, nada justifica recurrir a la violencia. La justicia debe seguir su curso a través de los canales legales correspondientes. La presunción de inocencia es un derecho fundamental, y actuar por cuenta propia, tomando la ley en las manos, puede tener consecuencias devastadoras. El caso de Plaza Antara nos recuerda la fragilidad de la convivencia y la necesidad de promover la tolerancia y el respeto como pilares de una sociedad pacífica. Ahora, las autoridades deberán investigar a fondo los hechos, determinar la responsabilidad de la agresora y garantizar que se haga justicia, tanto para la víctima de la agresión como para la mujer que, impulsada por la desesperación, cometió un acto que podría marcar su vida para siempre. La pregunta que queda en el aire es: ¿qué medidas se tomarán para prevenir situaciones similares en el futuro y garantizar la seguridad de todos en espacios públicos como Plaza Antara?
Fuente: El Heraldo de México