
26 de junio de 2025 a las 09:15
Exige resultados: Guardia Nacional
La aprobación de la Ley de la Guardia Nacional ha desatado un torbellino de controversia en la Cámara de Diputados. Mientras que el oficialismo defiende la iniciativa como un paso crucial para fortalecer la seguridad nacional, la oposición la tacha de una peligrosa militarización del país. ¿Qué hay detrás de este debate tan polarizado?
Desde la perspectiva del partido en el poder, la creación de la Guardia Nacional, con el respaldo y la experiencia del Ejército, no representa una militarización, sino una optimización de recursos. Argumentan que se aprovecha la infraestructura y el centenario conocimiento de las Fuerzas Armadas para ponerlas al servicio de la ciudadanía. Además, insisten en que, a diferencia del pasado, esta nueva institución está sujeta al control civil y opera bajo estrictos protocolos de capacitación y profesionalización policial. Se refieren a un pasado, presuntamente dominado por el PRIAN, donde la violencia desbordó la capacidad de las autoridades civiles, obligando al despliegue del ejército en las calles. Según esta narrativa, la oposición, al criticar la Guardia Nacional, olvida convenientemente su propia historia y las medidas que tomaron en el pasado.
La oposición, por su parte, denuncia la supuesta militarización como un atentado contra las libertades civiles. Argumentan que la participación del Ejército en tareas de seguridad pública es una pendiente resbaladiza hacia un estado autoritario. Acusan al partido gobernante de utilizar el fantasma de la inseguridad para justificar una expansión del poder militar, y de ignorar las protestas ciudadanas que rechazan esta medida. Señalan la falta de independencia del poder judicial y la posibilidad de que la Guardia Nacional se convierta en un instrumento de represión política. Además, critican la comparación con la Guardia Nacional de Estados Unidos, argumentando que se trata de un modelo completamente diferente y no aplicable a la realidad mexicana.
En el centro del debate se encuentra la definición misma de "militarización". Para unos, significa la subordinación del poder civil al militar, la supresión de derechos y la imposición de un régimen autoritario. Para otros, representa simplemente la colaboración entre instituciones del Estado para enfrentar un problema común, como la inseguridad. La discusión también pone de manifiesto la profunda desconfianza que existe entre las diferentes fuerzas políticas, y la dificultad para encontrar puntos de acuerdo en temas cruciales para el país.
La Ley de la Guardia Nacional, lejos de ser un tema aislado, refleja la compleja realidad política y social de México. Un país que busca soluciones a la violencia y la inseguridad, pero que al mismo tiempo teme la concentración de poder y la violación de los derechos humanos. El futuro de la Guardia Nacional y su impacto en la seguridad y la democracia del país dependerán, en gran medida, de la capacidad de las diferentes fuerzas políticas para dialogar y construir consensos. ¿Se logrará un equilibrio entre la necesidad de seguridad y la protección de las libertades? El tiempo lo dirá. Mientras tanto, el debate continúa.
Fuente: El Heraldo de México