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26 de junio de 2025 a las 18:15

Bunbury desata la furia del Huracán Ambulante en el GNP

La noche del [fecha del concierto] quedará grabada en la memoria de los 60 mil afortunados que abarrotaron el Estadio GNP. No importó la lluvia amenazante, ni el día entre semana. La promesa de una noche con Enrique Bunbury, en su faceta de cabaret con la orquesta Huracán Ambulante, era un imán demasiado poderoso. El rugido de la multitud, coreando "Enrique", "Enrique", "Enrique", retumbaba en el estadio, creando una atmósfera eléctrica. Pasadas las 21:30 horas, la figura carmesí del artista zaragozano emergió en el escenario. El público estalló en júbilo. El elegante traje rojo que vestía Bunbury parecía reflejar la pasión contenida que estaba a punto de desatarse. "El club de los imposibles" fue el elegido para inaugurar la velada, una declaración de intenciones para una noche que prometía desafiar los límites de la emoción.

La lluvia, como respetando el ritual, dio una tregua. "El extranjero", uno de los himnos inmortales de la etapa de Héroes del Silencio, resonó con la fuerza de miles de voces unidas. La sonrisa de Bunbury, visible incluso desde las gradas más lejanas, mostraba la conexión profunda con su público. "Gracias por venir a pesar de la lluvia", pronunció el cantante con genuina emoción, palabras que fueron recibidas con una ovación aún mayor. "Tláloc dio tregua para que pudiéramos disfrutar de la noche", añadió, demostrando su sintonía con la cultura local.

Apenas media hora había transcurrido y la energía no decaía. Bunbury, despojándose del saco, se entregó a la interpretación de "Infinito", otro clásico de su repertorio que transportó a la audiencia a un viaje introspectivo. Con un sombrero negro, que le aportaba un aire misterioso y elegante, abordó "Que tengas suertecita", con un arreglo orquestal sorprendente que, lejos de desentonar, enriqueció la canción y fue recibido con entusiasmo por los presentes.

"Apuesta por el rock and roll", desató la locura colectiva. El estadio se convirtió en un karaoke multitudinario, con miles de gargantas cantando al unísono este himno generacional. La euforia continuó con "Sí", joya del álbum "Flamingos", que nos recordó la versatilidad y la evolución constante de Bunbury. "Sácame de aquí" y "Enganchado a ti" mantuvieron la intensidad del concierto en su punto álgido.

Bunbury, con la maestría escénica que lo caracteriza, se paseaba por el escenario, disfrutando de cada aplauso, alimentándose de la energía del público. Llegó el turno de "Lady Blue", una de las favoritas de sus seguidores, y el estadio se inundó de una atmósfera mágica, cargada de nostalgia y romanticismo.

Tras una breve pausa, Bunbury reapareció en el escenario, sin camisa, con un chaleco y una sonrisa pícara. "¿No tienen prisa? Sé que es entre semana… ¿no se vayan todavía, aún hay más!", bromeó con la audiencia, desatando risas y aplausos. "Parecemos tontos" continuó la fiesta, seguida por "Serpiente", sencillo de su más reciente álbum, "Cuentas pendientes", una muestra de que Bunbury sigue creando y reinventándose.

El clímax del concierto se acercaba. "El viento a favor", con su carga poética y emotiva, preparó el terreno para una sorpresa: un cover magistral de "El jinete", del legendario José Alfredo Jiménez, un guiño a la música mexicana que fue recibido con una ovación atronadora. El broche de oro lo puso "Al final", cantada a coro por las miles de almas presentes, un final apoteósico para una noche inolvidable. Dos horas de música, de comunión entre artista y público, de magia pura. El concierto de Bunbury en el Estadio GNP fue más que un concierto, fue una experiencia que quedará grabada para siempre en la memoria de los asistentes.

Fuente: El Heraldo de México